sábado, 25 de octubre de 2008

Volvamos a hablar de las causas de la crisis alimentaria

  Por: Eric Toussaint
Fecha de publicación: 25/10/08
   
   
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Octubre 2008

Las explicaciones que se dan sobre la crisis alimentaria son falsas. El consumo de chinos e indios es una ellas, que de tanto repetirlas terminan siendo una evidencia. Lo importante es identificar las verdaderas causas y los auténticos responsables.

En su informe anual publicado en junio de 2008, el muy serio Banco de Pagos Internacionales2 retoma la fábula de la evolución del consumo de los chinos y de otras economías emergentes. El BPI quiere conducir al público a una pista falsa con el objetivo de esconder, por una parte, la responsabilidad de los gobiernos del Norte y de las empresas transnacionales del agrobusiness, que han aumentado muchísimo la producción de agrocombustibles, y, por otra parte, la responsabilidad de los grandes grupos financieros que especulan en la Bolsa sobre los productos alimentarios. Los autores del informe del BPI tratan de dar una apariencia científica a su explicación.

     ¿Cuál es la causa principal del aumento del precio de los alimentos según el BPI? «Tratándose de recursos alimentarios, el fuerte crecimiento del PIB de las economías emergentes en estos últimos años ha elevado la demanda. Los cambios estructurales acentuaron esta tendencia. Por ejemplo, el aumento del ingreso por habitante, especialmente en China, produjo un aumento de la demanda de cereales, especialmente para alimentar al ganado. Según las estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO), el consumo de cereales por habitante en los PED aumentó el 20 % entre 1962 y 2003, mientras que el de carne se triplicaba. La incidencia de la demanda sobre el precio de los cereales está amplificada debido a que, según ciertas estimaciones, es necesario de 2 a 5 veces más cereales, a igualdad de calorías, para producir carne. En el año 2002, cerca de un tercio de la producción mundial de cereales se utilizó para la alimentación de los animales destinados al matadero.»3

     Esta explicación tiene una pretensión científica y apela al sentido común. El razonamiento es el siguiente: el consumo de los habitantes de los países en desarrollo (PED) ha aumentado muchísimo, comen cada vez más carne, por lo tanto los precios han aumentado. Pero hay una dificultad: ¿Cómo se explica que este fuerte aumento de precios no se produzca hasta los años 2007-2008, cuando el consumo de los PED está creciendo desde hace 40 años? En realidad, el precio de los alimentos bajó a lo largo de los años ochenta y noventa. Y continuó bajando entre 1998 y 2002, aumentó un poco en 2002-2004, para descender de nuevo en 2005-2006.4 Después de la cosecha de 2006, el precio de los alimentos en el mercado mundial era igual al que tenían en 1998, muy inferior al precio de la década del setenta. En 2008, en dólar constante, el precio de los alimentos continúa siendo inferior al máximo alcanzado a fines de los años setenta.5 Ahora bien, lo que hay que explicar es la explosión de los precios en 2007 y 2008. La argumentación dada por el BPI no tiene nada que ver con las causas reales que la provocaron. Como dice Jacques Berthelot: «el crecimiento del consumo de productos alimentarios, ligado al rápido aumento del nivel de vida de los países emergentes, como China y la India, [...] es una tendencia que se viene produciendo desde hace muchos años y no se la puede responsabilizar del aumento desmesurado de los precios agrícolas en estos dos últimos años».6 Por otra parte, Berthelot también señala que el precio del arroz se mantuvo estable hasta octubre de 2007. Pero entre octubre 2007 y mayo 2008 se multiplicó por tres.

     He aquí una explicación que consideramos la más apropiada y que se ha dividido en tres puntos:7

     Primero: Ante un precio de los cereales históricamente bajo hasta 2005, las grandes compañías privadas de agrobusiness consiguieron que los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea subvencionaran la industria de los «agrocombustibles». Estas grandes empresas querían ganar en dos frentes: por un lado, vender sus cereales y otros productos agrícolas más caros y por otro, rentabilizar la producción de agrocombustibles. Y tuvieron éxito.

     ¿Cómo actuaron? Se basaron en la siguiente hipótesis: lo que el petróleo impedirá realizar de aquí a unas décadas (debido a la reducción de las reservas disponibles), la soja, la remolacha (convertidas en biodiesel), los cereales y la caña de azúcar (transformados en etanol) deberán estar en condiciones de permitirlo. Por lo tanto, pidieron a las autoridades públicas que asignaran subvenciones para que la onerosa producción de agrocombustibles se volviera rentable. Washington, la Comisión Europea en Bruselas y otras capitales europeas aceptaron la demanda con el pretexto de garantizar la seguridad energética de sus países o regiones.8 Los lobbies pro agrocombustibles convencieron a los gobiernos de que utilicen el falso argumento de que estos combustibles, al contrario que los hidrocarburos, tienen un impacto positivo sobre el medio ambiente.

     Esta política de subvenciones desvió hacia la industria de los agrocombustibles grandes cantidades de productos agrícolas esenciales para la alimentación. Por ejemplo 100 millones de toneladas de cereales se excluyeron del sector alimentario en 2007. Así mismo algunas tierras destinadas a la producción de alimentos se reconvirtieron en tierras de cultivo de agrocombustibles. Esto hace disminuir la oferta de productos alimentarios y produce el aumento de precios. Resumiendo, para satisfacer los intereses de las grandes sociedades privadas que quieren desarrollar la producción de agrocombustibles, se decidió confiscar algunos productos agrícolas que el mundo necesita para alimentarse. Es necesario señalar que el BPI, en su informe ya citado, sostiene que las subvenciones públicas para la producción de agrocombustibles no ocupan un puesto importante entre las causas del alza de precios de los alimentos.9

     Segundo: La especulación sobre los productos agrícolas ha sido muy fuerte en 2007 y 2008, acentuando un fenómeno que comenzó a principios de la década del 2000, después del estallido de la burbuja de internet. Tras la crisis de las subprimes que se desencadenó en Estados Unidos durante el verano de 2007, los inversores institucionales10 se retiraron progresivamente del mercado de las deudas construido de manera especulativa a partir del sector inmobiliario estadounidense y se fijaron en el sector de los productos agrícolas e hidrocarburos como un mercado que podría darles interesantes beneficios. Por lo tanto, se dedicaron a comprar las cosechas futuras de productos agrícolas en la Bolsa de Chicago, en la de Kansas City y en la de Minneapolis, que son los principales mercados mundiales donde se comercia con cereales. En forma similar, en otras Bolsas de productos primarios compraron la producción futura de petróleo y de gas, especulando con la subida de sus precios. 

     Tercero: Los países en desarrollo están especialmente desprotegidos ante esta crisis alimentaria puesto que las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial desde la crisis de la deuda los han privado de una protección imprescindible: reducción de las superficies destinadas a los cultivos de hortalizas y especialización en uno o dos productos de exportación, desaparición de los sistemas de estabilización de precios, abandono de la autosuficiencia en cereales, reducción de las reservas de cereales, debilitamiento de las economías debido a una extrema dependencia de la evolución de los mercados mundiales, fuerte reducción de los presupuestos sociales, supresión de las subvenciones a los productos de base, apertura de los mercados y la exposición de los pequeños productores locales a la competencia desleal de las grandes transnacionales, etc. 

Vuelta a las falsedades 

Jacques Berthelot eligió una serie de citas que tienen en común el tema de la fábula de la evolución del consumo en los países emergentes, en particular en China y la India, como causa principal de la explosión de los precios.11 Y estas son las citas:

     En el diario financiero francés Les Echos del 15 de abril de 2008: «El nuevo fenómeno proviene sobre todo de la acelerada modificación de las costumbres de consumo en los países emergentes. Los dos gigantes, China y la India, se han convertido, con el aumento de sus ingresos, en grandes consumidores de carne y cereales».12

     El semanario francés Le Nouvel Observateur del 17 al 23 de abril de 2008 pone a la cabeza de las siete causas identificadas «la modificación de los comportamientos alimentarios en los países emergentes, especialmente en China y la India» y agrega: «De exportadoras, la India y China, han pasado a ser importadoras».

     El Director General de la FAO, Jacques Diouf, declaró en el Forum África-India del 8 de abril de 2008 que «después de encontrarse con el ministro de Agricultura de la India, Sharad Pawar [...] las reservas mundiales de cereales sólo pueden garantizar de 8 a 10 semanas de consumo mundial y que eso es debido a la gran demanda de países como la India y China, cuyos PIB han aumentado del 8 al 10 %, y donde el aumento de los ingresos ha ido a la alimentación».13

     Para Randy Olson, director de Biodiesel Board, de Iowa (Estados Unidos), «las razones para el aumento de precio del aceite de soja incluyen el incremento en la demanda de las clases medias cada vez más numerosas en China y la India y en otros lados».14

     En el mismo sentido responde Nicolas Bricas, investigador del CIRAD, a la pregunta ¿Por qué los precios de los productos alimentarios han aumentado tanto?: «Las costumbres de consumo están en pleno cambio en China y en la India, donde el poder de compra tiende a aumentar. Como resultado, la demanda aumenta enormemente. Las poblaciones quieren comprar más y reclaman una mejor alimentación. Consumen más carne. Para su ganado, los criadores necesitan cultivar más extensión de forrajes. Todo esto estimula el aumento de los precios de los alimentos en su globalidad. A escala internacional, las tarifas agrícolas también han aumentado a causa de su desregulacion».15

 

     En Le Monde del 22 de abril de 2008, a la pregunta «¿La llegada de dos nuevos gigantes (China y la India) a los mercados internacionales es la verdadera causa de este aumento acelerado?», el economista Philippe Chalmin respondió sin ambages, «Sí». 16

     Philippe Lemaître le hace eco en la misma edición de Le Monde: «A falta de infraestructuras, un país como la India pierde cerca de un 30 % de sus cosechas y se convierte en importador neto de cereales».17

     El presidente Lula de Brasil declaró el 18 de abril de 2008 en la FAO: «No me digáis, por el amor de Dios, que los alimentos son caros debido a los agrocombustibles. Son caros porque el mundo no está preparado para ver a millones de chinos, indios, africanos, brasileños y latinoamericanos comer tres veces al día».18

China y la India no son responsables del aumento exorbitante del precio de los alimentos

China y la India exportan más alimentos que lo que importan. Jacques Berthelot demuestra con cifras que China continúa siendo exportadora neta de cereales (trigo, maíz, arroz) y de carne. Lo mismo pasa con la India. Los indios son exportadores netos de alimentos desde 1995. Por lo tanto estos dos países no son los que provocaron el aumento del precio de los alimentos en el mercado mundial.19

Recuadro: La India, víctima de la liberalización de las importaciones

La India conoció una experiencia particularmente negativa en materia de libre comercio respecto al trigo.20 Bajo la presión de sus socios en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el gobierno indio de Singh, que es un buen alumno liberal, suprimió a partir de 2006 todos los derechos de aduana para las importaciones de trigo. Ese año, por primera vez desde 2001, la India importó una cantidad más grande de trigo (6,7 millones de toneladas) que la que exportó (0,6 millones de toneladas). Se trata de una política deliberada del gobierno indio que quería matar dos pájaros de un tiro: satisfacer a sus socios de la OMC y comprar en el mercado mundial de trigo a un precio inferior al requerido por los productores locales. El Estado indio compró directamente 5,5 millones de toneladas de trigo en el exterior aunque su producción nacional habría sido suficiente para satisfacer la demanda interna (la producción india de trigo alcanzó las 74 millones de toneladas mientras que la demanda interna era de 60 millones de toneladas). Pero en lugar de bajar el precio en el mercado interior, éste aumentó en forma notable debido a que los comerciantes acumularon reservas para la especulación. La oposición, ante esta acción deplorable del gobierno, ha presentado un recurso ante el Tribunal Supremo contra Singh. Frente a la presión de la población y escaldado por esta situación, el primer ministro indio se retiró en 2007. Hay que señalar que si bien la India fue importadora neta de trigo durante este episodio de 2006, continuó siendo una exportadora neta de cereales gracias a sus exportaciones de arroz y de maíz.

Fin del recuadro

Ante la falta de evidencias de la responsabilidad de los chinos, la prensa comienza a cambiar sus argumentos

El 19 de agosto de 2008, el diario financiero francés Les Echos titulaba un artículo de la siguiente manera: «Alza de precios de los alimentos: China es declarada no culpable». A partir de estadísticas de la OCDE y de un estudio de un investigador estadounidense publicado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el diario francés afirma que los chinos son autosuficientes, en especial, en cuanto a los cereales. Por su parte, el semanario neoliberal británico The Economist en su edición del 16 de agosto de 2008 realizó la proeza de, en un mismo párrafo, afirmar una cosa y su contraria: «Se puede decir que la gran demanda china de alimentos y energía hace crecer los precios mundiales de las materias primas». Algunas líneas más abajo, el editorial de The Economist continúa: «Y la producción de alimentos en China ha crecido en forma más rápida que el consumo en los últimos años. En tanto que exportadora neta, pequeña pero en aumento, de trigo, maíz y arroz, China tiene un papel en la moderación de los precios mundiales de los cereales». ¡Qué extraordinaria pirueta!

La política desarrollada por los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea es la principal responsable de la crisis alimentaria mundial

Mientras que China y la India exportan más alimentos que lo que importan, Estados Unidos y la Unión Europea se encuentran en la situación contraria.21 Durante los años 2006 y 2007, Estados Unidos fue importador neto de alimentos. Es la misma situación que la Unión Europea, que se coloca en la 3ª posición mundial en la lista de importadores netos de cereales (después de Japón y México). Por lo tanto, es la demanda que viene de Estados Unidos y de la UE la que provoca un aumento de los precios de los alimentos.

     Pero, concretamente, ¿por qué Estados Unidos y la UE son responsables de la explosión de los precios de los productos alimentarios primarios?

     En primer lugar, se debe tener en cuenta que Estados Unidos tiene un papel determinante en la fijación del precio de los cereales, oleaginosas y proteaginosas, ya que los otros países exportadores adaptan sus precios en función de la cotización en las Bolsas de Chicago, Kansas City y Minneapolis.22 Por otra parte, el aumento del precio de estos productos se traduce en un aumento del precio de la carne, puesto que la crianza del ganado se basa en estos alimentos.23 

     Dos factores fundamentales que dependen directamente de Estados Unidos y de la Unión Europea entran en juego en el brutal aumento del precio de las materias primas alimentarias en el período 2006-2008.

     El primero es el fuerte incremento de la producción de agrocombustibles en Estados Unidos y en Europa. El segundo es la formidable especulación sobre el precio de estos productos (y sobre los hidrocarburos)24 en las Bolsas.

Un enorme aumento de la producción de agrocombustibles en Estados Unidos

En el año 2007, Estados Unidos era responsable del 43 % de la producción mundial de agrocombustibles.25 Entre 2005 y 2006, en este país la producción de etanol de maíz se multiplicó por cinco. Entre 2005 y 2009, ¡esta producción se habrá multiplicado por nueve! El porcentaje de la producción de maíz destinada al etanol pasó del 14,4 % al 23,7 % entre 2005-2006 y 2007-2008. De igual manera, parte de la producción de soja se destina a la producción de agrocombustibles (en agosto de 2007, el 23,2 % del consumo interior de aceite de soja fue debido a la producción de biodiesel), sin embargo, el coste es mucho mayor que el del etanol de maíz. Una enorme extensión de tierras antes destinadas a la producción de trigo y soja, ahora lo son al cultivo del maíz, lo que ha hecho aumentar el precio del trigo y la soja. El precio del maíz dedicado al consumo animal y humano también aumentó muchísimo, ya que una parte importante de esta producción fue desviada a la producción de etanol. El precio del arroz cultivado en Estados Unidos también sufrió aumentos exagerados puesto que su producción ha bajado, dado que era más rentable cultivar maíz, soja, trigo y otros cereales forrajeros. (ver el recuadro)

     El aumento de la producción de agrocombustibles no es en absoluto el resultado de la competencia en el libre mercado. Por el contrario, es una consecuencia directa de la intervención del Estado bajo la presión del agrobusiness. A pesar del aumento del precio del petróleo, la producción de agrocombustibles no es rentable sin la subvención gubernamental estadounidense. En 2005, el Congreso de Estados Unidos sancionó una ley sobre energía que favorece la producción de este tipo de combustibles. Esta política de promoción fue reforzada por la ley del 19 de diciembre de 2007 sobre la independencia energética. Esta última impone a la industria petrolera, bajo amenaza de grandes multas, la incorporación dentro del suministro de combustibles de 57.000 millones de litros de agrocombustibles en el año 2015 (15.000 millones de galones US)26 y 136.000 millones de litros en 2022. Para alcanzar este objetivo, el porcentaje de maíz destinado a combustible alcanzará el 32,8 % en 2011-2012. Gracias a esta legislación tan compulsiva, los ingresos del sector agrícola estadounidense han aumentado en un 48 % durante el año 2007.

     Con respecto a la responsabilidad estadounidense en la crisis alimentaria mundial, podemos leer lo que Jacques Berthelot afirma: «Estados Unidos es sin duda responsable de la explosión de los precios agrícolas y de las revueltas que se suceden por el hambre, debido a unos objetivos demenciales que fijó para la producción de agrocombustibles y porque, como hemos visto, los precios de sus productos agrícolas son los que fijan los precios mundiales que toman como referencia los otros países agroexportadores.»27 Se verá más adelante que se debe agregar el papel de la especulación que, en particular, se desarrolló en Estados Unidos.

Recuadro: ¿Por qué el aumento de la producción de agrocombustibles en Estados Unidos se traduce en un aumento del precio del arroz en el mercado mundial?28

La fuerte especulación sobre el precio del arroz y el boom del etanol comparten la responsabilidad sobre el aumento descontrolado del precio de este cereal, aunque a menudo se afirma que no hay ninguna relación entre esos dos factores. Según el USDA, Estados unidos sólo representa el 2 % de la producción mundial, sin embargo es el 4º país exportador. Entre 2007 y 2008, el precio del arroz integral producido en Estados Unidos estaba entre los más altos desde 1980/81. Por otra parte: «Ahora bien, los precios muy superiores de los combustibles y del abono desde el año 2005, y precios extremadamente altos para los cultivos alternativos desde 2006/2007 han hecho que el cultivo de arroz no sea rentable frente a la soja, a los cereales forrajeros y al trigo».29

     En realidad la producción de arroz de Estados Unidos descendió un 12 % de 2006 a 2007, después de un descenso del 16 % de la superficie sembrada, y las exportaciones de arroz han bajado un 20 %, aunque éstas no representaban más que el 12 % de las exportaciones mundiales en 2006 y el 9,6 % en 2007. David Ray et al. demuestran que el precio mundial del arroz también es fijado en Estados Unidos: «El 84 % de la variación en el precio del arroz tailandés puede explicarse por el precio del arroz de Texas y la relación entre stocks y demanda, y un alza del 10 % en el precio del arroz estadounidense provoca un alza del 4,7 % en el precio del arroz tailandés. Esta correlación es una prueba irrefutable que incluso en los casos en que Estados Unidos no es el exportador dominante, los precios en sus mercados de futuros influyen sobre los precios mundiales».30

Fin del recuadro

La responsabilidad de la Unión Europea

Como enuncia Jacques Berthelot: «¡La UE-2731 pretende que desea alimentar al resto del mundo, y al mismo tiempo agita la amenaza de China y la India! Esto es risible y penoso al contrastarlo con la dura realidad, que demuestra que es la UE, mas aun que los Estados Unidos, la que recibe una ayuda alimentaria masiva neta de los PED.»32

     Bajo la presión del agrobusiness, la UE adoptó una política similar a la de Washington. De aquí al 2010, los combustibles deberán contener un 5,75 % de agrocombustibles y el 10 % en 2020. La UE produce biodiesel principalmente a partir del aceite de colza (el 27 % de la producción mundial) y etanol a partir de trigo, cebada, maíz, remolacha y de la destilación de los excedentes de vino. Sin embargo, la producción europea de agrocombustibles no es rentable. Sólo es viable si recibe subvenciones. Para alcanzar el objetivo del 5, 75 % en 2012 sin recurrir a importaciones, se deberá dedicarle el 20 % de las tierras cultivadas en la actualidad.

     La UE quiere que se crea que su política tiende a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que, según los científicos, los costes ambientales de los agrocombustibles son superiores a las ventajas que se obtendrían de ellos. Por su parte, la OCDE, en un informe publicado el 12 de septiembre de 2007, afirmaba que «el actual crecimiento de la utilización de agrocombustibles crea tensiones insostenibles que desestabilizarán los mercados sin generar ventajas significativas para el ambiente... Los gobiernos deberían dejar de fijarse nuevos objetivos para los agrocombustibles e investigar los medios para eliminarlos...»33 El relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, escribía: «en lugar de favorecer la lucha contra el cambio climático, el recurso a ciertos tipos de agrocombustibles lo podría acelerar».34

¿Tienen los agrocombustibles producidos en China, la India y Brasil un papel importante en el alza del precio de los productos alimentarios básicos?

     Respecto a China: Hasta el año 2006, China era el 3er productor mundial de etanol de maíz (pero estaba muy lejos de la producción estadounidense y europea), pero en junio de 2007 las autoridades chinas prohibieron cualquier nueva producción de maíz destinada al etanol, para hacer frente al aumento del 42 % de precio del cerdo en su mercado interior. La producción china de etanol bajó efectivamente a mediados de 2007. Jacques Berthelot precisa: «Como, a pesar de la producción de etanol de maíz, China todavía exportó una gran cantidad de maíz en 2007, no se le puede imputar a su etanol una responsabilidad en el explosión del precio mundial de los cereales. Y como sólo produjo 50.000 toneladas de biodiesel en 2006, a pesar de un objetivo de 2 millones de toneladas. En 2010, tampoco esta producción puede responsabilizarse del aumento exagerado del precio de las oleaginosas.»35

     Respecto a la India: El gobierno indio, como sus homólogos norteamericanos y europeos, también impuso a la industria petrolera la incorporación de un 5 % de agrocombustibles en los carburantes en 2010, y el 20 % hasta el año 2025. La India llegó, en 2006, a ser el 4º productor mundial de bioetanol, pero en 2007 la producción india se vino abajo (pasó de 1.900 millones de litros a 200 millones de litros, o sea, una reducción de cerca del 90 %). Jacques Berthelot concluye: «Como este bioetanol se produce a partir de la melaza de la caña de azúcar, como la India exporta azúcar y como el precio del azúcar descendió desde 2006, y sólo en enero de 2008 alcanzó su nivel de 2007, no se puede imputar a la India una responsabilidad en la explosión del precio de los cereales.»36 Por otra parte, la India decidió desarrollar la producción de biodiesel utilizando un vegetal no comestible, la jatropa. Pero, según J. Berthelot, este programa no tendrá éxito porque el gobierno ha fijado un precio para el biodiesel inferior al coste de producción. Se debe señalar que «las organizaciones campesinas indias y las ONG de defensa del medio ambiente se han opuesto tajantemente al desarrollo de agrocombustibles, incluidos los producidos a partir de la jatropa, y a aquellos de la eventual segunda generación, provenientes de productos de la celulosa».37

     Respecto a Brasil: Tercer productor mundial de agrocombustibles, Brasil está justo por detrás de Estados Unidos y la Unión Europea. Sobrepasa de muy lejos a China y la India. En efecto, produce 10 veces más agrocombustibles que China y 30 veces más que la India. Hasta este momento la mayor parte de la producción proviene de la caña de azúcar (una fracción pequeña, pero en aumento, proviene de la soja). El impacto ambiental y social del desarrollo del monocultivo de la caña de azúcar es claramente negativo y la política de las autoridades de Brasilia ha sido muy criticada por numerosos movimientos sociales. Sin embargo, la producción de agrocombustibles a partir de la caña de azúcar no puede considerarse como un factor que haya provocado el alza de los precios de los productos alimentarios básicos en el mundo, ya que el precio del azúcar descendió desde el año 2006.

     En conclusión, la producción de agrocombustibles por parte de China, la India y Brasil,38 aunque totalmente criticable desde el punto de vista ambiental y social,39 no es responsable de la explosión de los precios de los productos agrícolas.

El papel fundamental de la especulación en este alza exagerada de precios.

La especulación en los principales mercados bursátiles de Estados Unidos, donde se negocian los precios mundiales de los bienes primarios (productos agrícolas y materias primas), ha tenido un papel fundamental. Los actores principales de esta especulación no son francotiradores, sino los inversores institucionales (los zinzins): bancos de negocios,40 fondos de pensiones, fondos de inversiones, sociedades de seguros y bancos comerciales. Los hedge funds y los fondos soberanos41 también tuvieron su parte aunque su peso es muy inferior al de los inversores institucionales.42

     Michael W. Masters, quien dirige desde hace 12 años un hedge fund en Wall Street, nos da la prueba en un testimonio que presentó ante una comisión del Congreso en Washington, el 20 de mayo de 2008.43 Ante esta comisión encargada de investigar sobre la posible influencia de la especulación en el aumento de precio de los productos básicos, declaró: «Ustedes han planteado la pregunta: ¿Los inversores institucionales contribuyen a la inflación del precio de los alimentos y la energía? Mi respuesta inequívoca es sí».44 En este testimonio, con plena autoridad, explica que el aumento del precio de los alimentos y la energía no es debido a una insuficiente oferta sino a un aumento brutal de la demanda proveniente de los nuevos actores que especulan en el mercado de futuros de los bienes primarios (commodities), donde se compran estos «futuros». En este tipo de mercado, los participantes compran la producción futura: la cosecha de trigo que se hará dentro de uno o dos años, el petróleo que se extraerá en 3 o 6 meses. En tiempos «normales», los principales participantes de estos mercados son, por ejemplo, compañías aéreas que compran el petróleo que necesitarán o firmas de productos alimentarios que compran cereales. Michael W. Masters demuestra que, en Estados Unidos, los capitales asignados por los inversores institucionales al segmento «index trading» de bienes primarios de los mercados a plazos pasaron de 13.000 millones de dólares a fines de 2003 a 260.000 millones de dólares en marzo de 2008.45 Los precios de 25 productos primarios cotizados en estos mercados subieron un 183 % durante el mismo período. Masters explica que se trata de un mercado estrecho.46 Es suficiente que algunos inversores institucionales como los fondos de pensiones asignen el 2 % de sus activos para trastornar la situación. El precio de los bienes primarios en el mercado de futuros repercute inmediatamente sobre el precio actual de esos bienes. Masters demuestra que los inversores institucionales compraron enormes cantidades de maíz y de trigo entre 2007 y 2008, lo que produjo la explosión de precios.47

     El 22 de septiembre de 2008, en plena tormenta financiera en Estados Unidos, mientras el presidente Bush anunciaba un plan de salvamento de 700.000 millones de dólares, el precio de la soja aumentaba en forma espectacular, ¡un 61,5 %!

     Jacques Berthelot, que dedica 6 páginas de su estudio al papel de la especulación, demuestra también la función crucial que ésta tuvo en el aumento de los precios.48 Por otra parte, da el ejemplo de un banco belga, el KBC, que desarrolló una campaña publicitaria para vender un nuevo producto comercial: una inversión de ahorristas en 6 productos primarios agrícolas. Para convencer a los clientes de invertir en su fondo de inversión «KBC-Life MI Security Food Prices », la publicidad del KBC afirma: «¡Sacad ventaja del alza de precios de los productos alimentarios!». Esta publicidad presenta como una «oportunidad» la «penuria de agua y de tierras agrícolas explotables», que tiene como consecuencia «una escasez y una consecuente alza de precios de los productos alimentarios básicos».49 

Los acuerdos comerciales impuestos por los países industrializados y las instituciones que dominan (BM, FMI y OMC) debilitan la capacidad de los países en desarrollo para hacer frente al aumento del precio de los alimentos

     En 2007-2008, más de la mitad de la población del planeta ha visto como se degradaban fuertemente sus condiciones de vida, ya que tuvo que enfrentarse a un alza desmesurada del precio de los alimentos. Esto provocó protestas masivas en al menos una quincena de países durante la primera mitad de 2008. La cantidad de personas afectadas por el hambre ha aumentado en varias decenas de millones y centenas de millones de personas han visto como se restringía su acceso a los alimentos (y por consiguiente a otros bienes y servicios vitales)50. Y todo esto a causa de las decisiones tomadas por un puñado de empresas del sector del agrobusiness (productores de agrocombustibles) y del sector de las finanzas (los inversores institucionales que contribuyen a la manipulación del precio de los productos agrícolas) que se beneficiaron del apoyo del gobierno de Washington y de la Comisión Europea. Sin embargo, la proporción que se exporta de la producción mundial de alimentos sigue siendo baja. Sólo se exporta una parte menor del arroz, trigo o maíz producido en el mundo, mientras una aplastante fracción se consume en el lugar de producción. Por ejemplo, del arroz, según Oxfam, «sólo del 4 al 5 % de la producción es comercializada en el mercado mundial»,51 mientras que este porcentaje es del 20 % para el trigo.52 A pesar de ello, son los precios de los mercados de exportación los que determinan el precio en los mercados locales. Como ya hemos visto, los precios de los mercados de exportación son fijados en Estados Unidos principalmente en tres bolsas (Chicago, Minneapolis y Kansas City). Por consiguiente, el precio del arroz, del trigo o del maíz en Tombuctú, México, Nairobi o Islamabad está directamente afectado por la evolución del precio de estos cereales en los mercados bursátiles estadounidenses.

     En 2008, con urgencia y sometidos a la amenaza de ser derrocados por los tumultos en los cuatro extremos del mundo, las autoridades de los países en desarrollo debieron tomar medidas para garantizar el acceso de sus ciudadanos a los alimentos básicos. Si se ha llegado a este punto es porque durante muchas décadas los gobiernos renunciaron progresivamente a apoyar a los productores agrícolas locales —en su gran mayoría pequeños productores— y fueron fieles seguidores de las recetas neoliberales dictadas por instituciones como el Banco Mundial o el FMI, en el marco de los planes de ajuste estructural y de los programas de reducción de la pobreza. En nombre de la lucha contra la pobreza, estas instituciones indujeron a los gobiernos a aplicar políticas que, por el contrario, reprodujeron, o incluso, reforzaron la pobreza. Además, en el transcurso de estos últimos años, numerosos gobiernos suscribieron tratados bilaterales (en particular, tratados de libre comercio) que agravaron la situación aún más. Las negociaciones comerciales en el marco del ciclo de Doha de la OMC también tuvieron funestas consecuencias.

¿Qué pasó?

1º acto: Los países en desarrollo renunciaron a las protecciones aduaneras que permitían resguardar a los campesinos locales de la competencia de los grandes productores agrícolas extranjeros, principalmente de las grandes compañías agroexportadoras norteamericanas y europeas. Éstas invadieron los mercados locales con productos agrícolas vendidos a un precio por debajo del coste de producción de los agricultores y criadores locales, lo que produjo la quiebra de esta gente (muchos de ellos emigraron a las grandes ciudades o hacia los países más industrializados). Según la OMC, los subsidios concedido por los gobiernos del Norte a sus grandes empresas agrícolas en el mercado interior no constituyen una infracción a las leyes anti dumping. Como dice J. Berthelot: «mientras que para la gente común existe dumping si se exporta a un precio inferior al coste medio de producción del país exportador, para la OMC no existe dumping ya que se exporta al precio interior, aunque éste sea inferior al coste medio de producción.» En resumen, los países de la UE, Estados Unidos y otros países exportadores pueden invadir los mercados de terceros países con sus productos agrícolas, que se han beneficiado de unas muy importantes subvenciones internas.

     El maíz exportado por Estados Unidos a México es un caso emblemático. Debido al tratado de libre comercio (TLC) firmado entre Estados Unidos, Canadá y México, este último abandonó sus protecciones aduaneras frente a sus vecinos del Norte. Las exportaciones de maíz de Estados Unidos a México se multiplicaron por 9 entre 1993 (el último año antes de la entrada en vigencia del TCL) y 2006. Centenares de miles de familias mexicanas debieron renunciar a la producción de maíz ya que les resultaba más caro que el maíz que provenía de Estados Unidos (producido con tecnología industrial y fuertemente subvencionado). Y no sólo constituyó un drama económico, se trató también de una pérdida de identidad, puesto que el maíz es el símbolo de la vida en la cultura mexicana. Principalmente entre los pueblos de origen maya. Una gran parte de los cultivadores de maíz abandonaron sus campos y se fueron a buscar trabajo en las ciudades industriales de México y de Estados Unidos.

2º acto: México ahora depende del maíz de Estados Unidos para alimentar a su población y se enfrenta a un aumento desmesurado del precio de este cereal provocado, por una parte, por la especulación en las bolsas de Chicago, Minneapolis y Kansas City, y por otra parte, por la producción de etanol a partir del maíz de su vecino del Norte.

     Los productores mexicanos de maíz ya no están para satisfacer la demanda interna y los consumidores mexicanos tuvieron que enfrentarse a una explosión del precio de su alimento de base, la tortilla, esa torta de maíz que reemplaza el pan o el bol de arroz consumidos en otras latitudes. En 2007, enormes protestas populares sacudieron México.

     Estos sucesos nos deben llevar a definir una serie de propuestas alternativas que deberían terminar en reivindicaciones. La última parte de este estudio retoma las conclusiones provisorias de los trabajos de la comisión «Soberanía alimentaria» de la organización Vía Campesina. Estas propuestas, todavía en curso de elaboración, no han sido adoptadas por las instancias de Vía Campesina, por lo tanto son susceptibles de ser modificadas en forma parcial o profunda. En esta etapa, el autor retoma estas propuestas, tal como están, bajo su responsabilidad.

Pistas alternativas53

La seguridad alimentaria de todos es posible si los precios agrícolas son estables, si cubren los costes de producción y si garantizan una remuneración decente a los productores. El modelo de precios agrícolas bajos, promovido por los gobiernos occidentales para aumentar el consumo masivo de productos manufacturados y de servicios (turismo, diversión, telecomunicaciones, etc.), no es sostenible, ni en el plano social, ni en el plano ambiental. Este modelo favorece esencialmente a las grandes empresas y, al desviar hacia el consumismo los anhelos democráticos de las poblaciones, las elites políticas y económicas de los países pueden confiscar el poder.

     Frente a las crisis alimentaria y ambiental actuales, son indispensables cambios radicales y urgentes. Las propuestas planteadas más abajo nos ofrecen pistas para políticas agrícolas y comerciales basadas en la soberanía alimentaria y que permitirían una estabilización de los precios agrícolas a niveles capaces de asegurar una alimentación duradera en la gran mayoría de los países del mundo.

En el ámbito local:

      •  Apoyar la producción agrícola local, en particular promoviendo la actividad agrícola y facilitando los mecanismos de crédito para pequeños productores, hombres y mujeres.

      • Apoyar y desarrollar los circuitos de comercialización directos/cortos entre productores y consumidores para garantizar precios remuneradores para los campesinos y abordables para los consumidores.

      • Promover el consumo de productos locales.

      • Sostener los modos de producción más autónomos respecto a los insumos químicos y  así menos sujetos a las variaciones de los costes de producción (por ejemplo, alimentación del ganado con pastos en lugar de hacerlo con maíz o soja).

En el ámbito nacional: 

El derecho internacional permite a los Estados realizar actos unilaterales soberanos con el fin de proteger su agricultura y de garantizar la utilización soberana de sus recursos naturales. Por ello, el Pacto por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconoce el derecho a la alimentación. Es responsabilidad del Estado garantizar que este derecho prime sobre, por ejemplo, el derecho comercial. Los Estados pueden justificar la ruptura  de tratados firmados, pero que amenazan la soberanía y la seguridad alimentaria de su población, invocando cambios fundamentales de las circunstancias (aumento escandaloso de los precios de los productos agrícolas, cambio climático) y del estado de necesidad para mantener la paz social y permitir a la población satisfacer sus necesidades fundamentales. Sobre esta base jurídica se apoyan las siguientes propuestas que los Estados nacionales tienen la responsabilidad de llevar a cabo.

      • Restablecer unas políticas de verdadero apoyo a la producción agrícola familiar.

      • No firmar, y en caso contrario denunciar, los acuerdos de libre comercio multilaterales (OMC) y bilaterales (ALE y APE) que están en contradicción con la soberanía alimentaria.

      • Establecer o restablecer las protecciones aduaneras frente a las importaciones agrícolas.

      • Reconstituir las reservas alimentarias públicas de cada país.

      • Restablecer los mecanismos de garantía de los precios agrícolas.

      • Desarrollar políticas de control de la producción para estabilizar los precios agrícolas.

      • Controlar los márgenes de ganancias de los intermediarios.

      • Poner en marcha reformas agrarias globales (sobre la tierra, por supuesto, pero también sobre el agua y las semillas) para asegurar y dar primacía a los campesinos y campesinas que producen los alimentos para las poblaciones en el acceso a los recursos agrícolas, más bien que a las grandes empresas que producen para la exportación.

      • Prohibir la especulación sobre los alimentos.

En el ámbito internacional:

      • Prohibir la especulación con los alimentos; especular con la vida de la gente es un crimen y por ello los gobiernos y las instituciones internacionales deben prohibir las inversiones especulativas en los productos agrícolas.

      • Inscribir en el derecho internacional el derecho a la soberanía alimentaria para que todos los países tengan derecho a desarrollar sus propias políticas agrícolas y a proteger su agricultura, sin perjudicar a otros países, y que este derecho sea reconocido (en especial en la Carta de los derechos económicos, sociales y culturales).

      • Establecer una moratoria sobre los agrocombustibles industriales.

      • Establecer o restablecer organizaciones internacionales de regulación de mercados y de producción de los principales productos de exportación (por ejemplo, cartel de países productores de café, de cacao, de bananas, de té, etc.) para asegurar precios estables de sus productos a nivel internacional.

      • Acabar con los planes de ajuste estructural (PAE) que obligan a los Estados a renunciar a su soberanía alimentaria.

      • Terminar con los mecanismos humillantes de la deuda externa.

      • Reformar la Política Agrícola Común de la UE y la Farm Bill de Estados Unidos, que producen efectos devastadores sobre el equilibrio de los mercados agrícolas.54

Conclusión

Esta investigación contradice las explicaciones de moda. La idea de que China y la India son las responsables de la crisis alimentaria es un engaño destinado a esconder la verdad.

De hecho, las decisiones de los grandes grupos capitalistas de Estados Unidos y, en segundo lugar, de Europa Occidental están en el origen de la crisis alimentaria, en especial los inversores institucionales (los zinzins), responsables de la especulación con los alimentos y los hidrocarburos, y las grandes empresas del agrobusiness, que aumentaron la producción de agrocombustibles precisamente para provocar un alza de precios y aumentar su rentabilidad.

     La crisis alimentaria mundial desnuda el motor de la solución capitalista: la búsqueda del máximo beneficio privado a corto plazo. Para los capitalistas, los alimentos no son más que una mercadería que hay que vender sacando el mayor provecho posible. El alimento, elemento esencial para el mantenimiento de la vida de los seres humanos, se transforma es un mero instrumento de obtención de ganancias. Se debe acabar con esta lógica mortífera. Es necesario abolir el control del capital sobre los grandes medios de producción y de comercialización.

     La crisis alimentaria mundial, cuyas consecuencias se verán agravadas por la crisis económica mundial y por el cambio climático que sufre el planeta, nos obliga a poner en marcha un conjunto de políticas públicas radicales. El avance en ese sentido concierne a toda la humanidad.

international@cadtm.org

Traducido por Griselda Pinero y Raul Quiroz

miércoles, 22 de octubre de 2008

El MST de Brasil denuncia que el capital financiero secuestró la agricultura




 Una de las principales causas de la actual crisis alimentaria mundial es la especulación financiera, coincidieron en señalar hoy distintos oradores participantes en la quinta conferencia de Vía Campesina. “Sin embargo”, aseguró la india Shalmali Gutri, de Focus un Global South, “de ello no se habla en los informes oficiales.”

La agricultura ha sido secuestrada por el capital financiero; ya no es capaz siquiera de definir sus precios, afirma Joao Pedro Stedile, dirigente del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil y uno de los líderes campesinos más conocidos mundialmente.

“Debido a la crisis financiera de Estados Unidos –asegura el documento de trabajo de Vía Campesina para el congreso– los especuladores han empezado a cambiar los productos financieros por las materias primas, incluyendo los productos agrícolas. Esto afecta directamente los precios en el mercado doméstico, pues muchos países dependen cada vez más de la importación de alimentos. Esto está ocurriendo mientras aún hay suficiente comida en el mundo para alimentar a la población global.”

El alto precio de los productos agrícolas no ha llegado a quienes los producen en el campo. El mexicano Alberto Gómez, integrante de la coordinación internacional de la Vía, dice que mientras los especuladores y grandes negociantes se benefician de la crisis actual, la mayoría de los hombres y mujeres del campo no obtienen beneficios. “Siembran, pero la cosecha está comprometida con los usureros, los acaparadores y los coyotes de cuello blanco de los fondos de inversión.”

En la Bolsa de Chicago, ilustra Joao Pedro Stedile, se han vendido ya las cosechas de los próximos siete años. ¡Aún no han sido producidas, pero ya tienen dueño!

Las referencias a la estrecha imbricación existente entre las crisis financiera, ambiental, energética y ecológica son comunes en las participaciones de delegados en mesas regionales y paneles de discusión del congreso.

“Nunca se había vivido una crisis como la actual. Y nosotros no la creamos”, dice el hondureño Rafael Alegría. “La humanidad está amenazada, pero no por nosotros. Por el contrario, somos quienes garantizamos los alimentos. Ahora, sin embargo, es el capital financiero el que tiene el control de las cosechas. Con ellas especulan. Somos nosotros los llamados a producir la comida que hace falta. Ni los excedentes de la Unión Europea ni de Estados Unidos podrán resolver el problema.”

“En nuestros países se produjeron revueltas por el hambre, pero sucedieron en las ciudades donde se consumen alimentos importados, no en el campo”, puntualiza Ibrahima Coulibaly, de Malí. “En nuestras aldeas no hubo problemas. Pero en lugar de consumir nuestra cosechas los gobiernos decidieron subsidiar comida importada.”

Los datos proporcionados en el encuentro son demoledores. Muestran cómo, pese a que la producción permanece a nivel alto, la apuesta de los especuladores a la escasez para incrementar artificialmente los precios ha tenido éxito. La producción mundial de grano en el ciclo 2007/2008 está estimada en 2 mil 108 millones de toneladas, lo que representa un aumento de 4.7 por ciento con respecto a la cosecha del ciclo anterior. A pesar de ello, el número de hambrientos en el mundo ha crecido dramáticamente hasta alcanzar la cifra de mil millones de personas.

Joas Pedro Stedile sintetizó en cinco puntos la ofensiva del capital financiero internacional por el control de la agricultura a través de varios mecanismos. Primero, por conducto de sus excedentes de capital financiero; los bancos pasaron a comprar acciones de centenares de empresas que actuaban en diferentes sectores relacionados con la agricultura. Y a partir del control de la mayor parte de las acciones, promovieron un proceso de concentración monopólica.

Segundo, mediante la dolarización de la economía mundial. Esto permitió que las trasnacionales se aprovecharan de las tasas de cambio favorables y entraran en las economías nacionales comprando fácilmente a las empresas locales dominando así los mercados productores y el comercio de los productos agrícolas.

Tercero, utilizando las reglas impuestas por organismos internacionales como la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los acuerdos multilaterales, que normalizaron el comercio de productos agrícolas según los intereses de las grandes empresas, y obligaron a los gobiernos serviles a la liberalización del comercio de estos productos.

Cuarto, gracias el crédito bancario. La producción agrícola, cada vez más dependiente de insumos industriales, quedó a merced de la utilización de créditos bancarios para financiar la producción. Y éstos financiaron la implantación y el dominio de la agricultura industrial en todo el mundo.

Finalmente, en la mayoría de los países los gobiernos abandonaron las políticas públicas de protección del mercado agrícola y de la economía campesina.

Las consecuencias de la crisis financiera en el campo han comenzado ya a sentirse. El coordinador general de Vía Campesina, el indonesio Henry Saragih, señala que se está denegando el crédito y sin crédito no es posible cultivar la tierra.

La crisis –explica Dena Hoff, de la Coalición de Agricultores Familiares de Estados Unidos– puede ser para los campesinos “la ocasión que llama a la puerta”. Shalmali Gutri coincide con ella y advierte que el tsunami financiero ha servido para sacudir y cuestionar la fe neoliberal. La agricultura campesina ha ganado legitimidad

Joao Pedro Stedile está de acuerdo. Según él, “gracias a Dios y a que Dios sigue siendo campesino, la crisis nos abre grandes oportunidades”. Es el momento no de quedarse con los brazos cruzados viendo cómo se cae el capitalismo sino de participar en su entierro.

domingo, 19 de octubre de 2008

La crisis alimentaria y el carácter capitalista de la producción

Este artículo busca argumentar la idea de que el actual agravamiento de la crisis alimentaria, que ha devenido en crisis de magnitud política en varios países del mundo no responde a causas coyunturales. Por el contrario, se trata de cambios que crearán un escenario propicio para la manifestación abierta de la lucha de clases en plazos más largos, y existen cinco grandes motivos, dentro del actual funcionamiento del sistema capitalista, que sustentan esta explicación.


El aumento del consumo de alimentos en el mercado mundial, impulsado por la creciente demanda de carnes de sectores de las poblaciones de China y la India y también de algunos países de África -productores de petróleo- ha significado la disminución de los stocks mundiales de alimentos. Si bien la producción a nivel mundial se ha incrementado no llega a satisfacer el aumento de la demanda mundial. Por ejemplo, el promedio de consumo de carnes en China en 1985 era de 20 kg. por año por persona y en la actualidad es de 50 kg, lo que también implica una mayor demanda de granos ya que para producir 1 kg de carne de pollo se necesitan 2 kg. de maíz.

Los altos precios del petróleo en el mercado mundial también han determinado la suba del precio de los alimentos, ya que en la producción agropecuaria capitalista, los principales insumos se basan en derivados del petróleo, tal es el caso de los fertilizantes y los combustibles para las maquinarias de siembra, cosecha y transporte. Además, la propia crisis del petróleo ha impulsado a las potencias imperialistas a buscar soluciones “alternativas” al combustible fósil, creciendo sustantivamente la producción y el consumo de biocombustibles a partir de alimentos, como el maíz o la soja. Si bien, los biocombustibles no representan en la actualidad una proporción importante respecto al consumo de petróleo, la velocidad de su expansión hace que compita con la producción destinada a alimentación y también presiona hacia el alza de los precios. Como ejemplo, si bien los biocombustibles representan el 1% del consumo mundial de energía, los Estados Unidos destinan el 20% de su cosecha de maíz a la producción de etanol.




Por otro lado, la crisis internacional de los mercados financieros hace que buena parte de los capitales especulativos se “refugien” en producciones con demanda segura y altas tasas de ganancia como son las alimentarias, recalentando los mercados futuros y presentes e impulsando en esta rama de la producción también una burbuja de precios.

Por último, si bien siempre la producción de alimentos estuvo expuesta a las condiciones climáticas, el fenómeno de cambio climático ha producido algunos verdaderos desastres ecológicos, y sacado de la producción gran cantidad de tierras en países que son grandes productores, por ejemplo las grandes sequías de Australia y las inundaciones en los Estados Unidos.

De tal magnitud es la crisis política y económica que estos fenómenos generan, que los propios organismos de Naciones Unidas admiten que el aumento de precios de alimentos crecerá hasta por lo menos el 2015, mientras que el presidente del Banco Mundial se fotografía con una bolsa de arroz y un pan diciendo que esa es la causa de la “nueva inestabilidad social” en el mundo. Según cifras del Banco Mundial, en 3 años los precios de los alimentos subieron un 83%, el precio del arroz y la soja se duplicaron en un año, el del trigo se incrementó en un 130% y el del maíz lleva casi un 40% en lo que va del 2008.

En efecto, los administradores internacionales de los intereses de la burguesía no equivocan el diagnóstico, en los últimos meses, distintos levantamientos populares han ocurrido en países como Marruecos, Yemen, México, Guinea, Mauritania, Senegal, Camerún, Indonesia, Costa de Marfil y Haití, debido a situaciones urgentes en materia alimentaria.

Sin embargo, como conclusión sería erróneo plantear que en última instancia los determinantes de la hambruna mundial son causados por una mala racha de sequías o por que los chinos pretendan comer mejor. Estos elementos que reseñamos más arriba son las puntas del iceberg de las contradicciones generadas por el sistema. Es el propio carácter capitalista de la economía mundial el que condena al hambre a miles de millones de personas al subsumir las necesidades alimentarias de la humanidad a los intereses y la tasa de ganancia de los grandes empresarios productores mundiales.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Todo lo que usted quiere saber sobre el origen de esta crisis pero teme no entenderlo

x Walden Bello

El desplome de Wall Street no sólo se debe a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. Hunde sus raíces en la crisis de sobreproducción que ha sido la plaga del capitalismo global desde mediados de los 70

Todos nos hacemos estas preguntas sobre la actual crisis financiera: ¿ya pasó lo peor? ¿Qué causó el colapso del centro neurálgico del capitalismo global? ¿Fue la codicia? ¿Fue el de Wall Street un caso de alguacil alguacilado? ¿Fue falta de regulación? Pero ¿no hay nada más? ¿No hay nada sistémico? ¿Qué tiene que ver la crisis de sobreproducción de mediados de los años 70 con los acontecimientos recientes?

¿Qué pasó, pues? ¿Cómo trató de resolver el capitalismo la crisis de sobreproducción? ¿En qué consistió la reestructuración neoliberal? ¿En qué medida la globalización de los 80 y los 90 fue una respuesta a la crisis de los 70? ¿Por qué la globalización no pudo superar la crisis? ¿Cuáles fueron los problemas de la financiarización como vía de salida a la crisis de sobreproducción de los 70? ¿Por qué la financiarización es tan volátil? ¿Cómo se forman, crecen y estallan las burbujas? ¿Cómo se formó la presente burbuja inmobiliaria? ¿Y cómo creció? ¿Cómo pudieron las hipotecas subprime degenerar en un problema de tales dimensiones? ¿Y cómo es posible que los titanes de Wall Street se desplomaran como un castillo de naipes? ¿Qué pasará ahora?

Todos, en efecto, nos hacemos esas preguntas. Pero pocos pueden tratar de contestarlas con la insólita combinación de elegancia, profundidad, claridad y extremada sencillez del economista y politólogo Walden Bello. Y mucho menos en apenas 4000 palabras.

El derrumbe de Wall Street no se debe solo a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. Procede también, y sobre todo, de la crisis de sobreproducción que ha venido minando al capitalismo remundializado desde mediados de los 70. Así ve esta crisis de fin de época Walden Bello.

Muchos en Wall Street todavía están digiriendo los acontecimientos epocales de las últimas semanas:

* Entre 1 y 3 billones de dólares de activos financieros evaporados.

* Wall Street, nacionalizado, con la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro tomando todas las decisiones estratégicas importantes en el sector financiero, y a todo eso, con un gobierno que, tras el rescate de AIG, pasa a dirigir la mayor compañía aseguradora del mundo.

* El mayor rescate desde la gran depresión, con 700 mil millones de dólares reunidos a la desesperada para salvar al sistema financiero global.

Las explicaciones habituales ya no bastan. Los acontecimientos extraordinarios precisan de explicaciones extraordinarias. Pero antes…

¿Ya pasó lo peor?

No, si algo ha quedado claro con los movimientos contradictorios de estas semanas en que, al tiempo que se permitía la quiebra de Lehman Brothers, se nacionalizaba AIG y se fraguaba la toma de control de Merril Lynch por el Bank of America, es que no hay una estrategia para afrontar la crisis; a lo sumo, respuestas tácticas, como bomberos que se pisan la manguera, abrumados por la magnitud del incendio.

El rescate de 700 mil millones de dólares de las obligaciones hipotecariamente respaldadas en poder de los bancos no es una estrategia, sino, básicamente, un esfuerzo a la desesperada para restaurar la confianza en el sistema, para prevenir la erosión de la fe en los bancos y en otras instituciones financieras y para evitar una afluencia masiva de retirada de fondos de los bancos como la que desencadenó la Gran Depresión de 1929.

¿Qué causó el colapso del centro neurálgico del capitalismo global? ¿Fue la codicia?

La vieja y venerada codicia jugó su parte. A eso se refería Klaus Schwab, el organizador del Foro Económico Mundial, el jamboree de la elite global celebrado anualmente en los Alpes suizos, cuando dijo a su clientela en Davos este año: "Tenemos que pagar por los pecados del pasado".

¿Fue el de Wall Street un caso de alguacil alguacilado?

Desde luego. Los especuladores financieros rizaron el rizo hasta confundirse ellos mismos con la creación de contratos financieros más y más complejos, como los derivados, tratando de ganar dinero a partir de todo tipo de riesgos (incluidos exóticos instrumentos de futuros, como los credits default swaps o contratos de protección de derivados crediticios, que permitían a los inversores apostar, por ejemplo, a que los prestatarios de la propia corporación bancaria ¡no serían capaces de devolver su deuda! Tal es el comercio multibillonario no-regulado que acabó tumbando a AIG.

El 17 de diciembre de 2005, cuando la International Financing Review (IFR) anunció sus premios anuales del año –uno de los programas de premios más prestigioso del sector—, dejó esto dicho:

"Lehman Brothers no sólo mantuvo su presencia global en el mercado, sino que dirigió la penetración en el espacio de preferencia… desarrollando nuevos productos y diseñando transacciones capaces de subvenir a las necesidades de los prestatarios… Lehman Brothers es el más innovador en el espacio de preferencia precisamente por hacer cosas que no pueden verse en ningún otro sitio."

Huelgan comentarios.

¿Fue falta de regulación?

Sí. Todo el mundo reconoce ahora que la capacidad de Wall Street para innovar y excogitar instrumentos financieros más y más sofisticados ha ido mucho más allá de la capacidad regulatoria del Estado, y no porque el Estado no fuera capaz de regular, sino porque la actitud neoliberal, de laissez-faire, imperante impidió al Estado diseñar mecanismos efectivos de regulación.

Pero ¿no hay nada más? ¿No hay nada sistémico?

Bien, Georges Soros, que lo vio venir, dice que lo que estamos pasando es la crisis del sistema financiero, la crisis del "gigantesco sistema circulatorio" de un "sistema capitalista global… que está reventando por las costuras".

Para seguir con la idea del archiespeculador, a lo que estamos asistiendo es a la intensificación de una de las crisis o contradicciones centrales del capitalismo global, cual es la crisis de sobreproducción, también conocida como sobreacumulación o sobrecapacidad.

Se trata de la tendencia del capitalismo a construir una ingente capacidad productiva que termina por rebasar la capacidad de consumo de la población debido a las desigualdades que limitan el poder de compra popular, lo cual termina por erosionar las tasas de beneficio.

Pero, ¿qué tiene que ver la crisis de sobreproducción con los acontecimientos recientes?

Muchísimo. Pero, para entender la conexión, tenemos que retrotraernos a la llamada Época Dorada del capitalism contemporáneo, al período comprendido entre 1945 y 1975.

Fue un período de rápido crecimiento, tanto en las economías del centro como en las subdesarrolladas, un crecimiento propulsado, en parte, por la masiva reconstrucción de Europa y del Este asiático tras la devastación de la II Guerra Mundial, y en parte, por la nueva configuración socio-económica institucionalizada bajo el nuevo estado keynesiano. Un aspecto clave de esta última fueron los severos controles estatales de la actividad de mercado, el uso agresivo de políticas fiscales y monetarias para minimizar la inflación y la recesión, así como un régimen de salarios relativamente altos para estimular y mantener la demanda.

¿Qué pasó, pues?

Bien, este período de elevado crecimiento terminó a mediados de los 70, cuando las economías del centro se vieron inmersas en la estanflación, es decir, en la coexistencia de un bajo crecimiento con una inflación alta, lo que la teoría económica neoclásica suponía imposible.

Sin embargo, la estanflación no era sino el síntoma de una causa más profunda, a saber: la reconstrucción de Alemania y del Japón, así como el rápido crecimiento de economías en vías de industrialización, como Brasil, Taiwán y Corea del Sur, añadió una enorme capacidad productiva e incrementó la competición global, mientras que la desigualdad social, dentro de cada país, y entre países, limitó globalmente el incremento del poder adquisitivo y de la demanda, resultando así erosionada la tasa de beneficio. La drástica subida del precio del petróleo en los setenta no hizo sino agravar la cosa.

¿Cómo trató de resolver el capitalismo la crisis de sobreproducción?

El capital ensayó tres vías de salida del atolladero de la sobreproducción: la reestructuración neoliberal, la globalización y la financiarización.

¿En qué consistió la reestructuración neoliberal?

La reestructuración neoliberal tomó la forma del reaganismo y del thatcherismo en el Norte y del ajuste estructural en el Sur. El objetivo era la revigorización de la acumulación de capital, lo que se consiguió: 1) removiendo las restricciones estatales al crecimiento, al uso y a los flujos de capital y de riqueza; y 2) redistribuyendo el ingreso de las clases pobres y medias a los ricos, de acuerdo con la teoría de que se motivaría así a los ricos para invertir y alimentar el crecimiento económico.

El problema de esa fórmula era que, al redistribuir el ingreso en favor de los ricos, estrangulaba el ingreso de los pobres y de las clases medias, lo que provocaba la restricción de la demanda, sin necesariamente inducir a los ricos a invertir más en producción.

De hecho, la reestructuración neoliberal, que se generalizó en el Norte y en el Sur a lo largo de los años ochenta y noventa, tuvo unos pobres registros en términos de crecimiento: el crecimiento global promedio fue de un 1,1% en los 90 y de un 1,4 en los 80, mientras que el promedio en los 60 y en los 70, cuando las políticas intervencionistas eran dominantes, fue, respectivamente, de un 3,5% y de un 2,54%. La reestructuración neoliberal no pudo terminar con la estanflación.

¿En qué medida la globalización fue una respuesta a la crisis?

La segunda vía de escape global ensayada por el capital para enfrentarse a la estanflación fue la "acumulación extensiva" o globalización, es decir, la rápida integración de las zonas semicapitalistas, no-capitalistas y precapitalistas a la economía global de mercado. Rosa Luxemburgo, la celebrada economista y revolucionaria alemana, se percató de este mecanismo hace mucho tiempo, viéndolo como un mecanismo necesario para restaurar la tasa de beneficio en las economías metropolitanas. ¿Cómo? Ganando acceso al trabajo barato; ganando mercados, aun si limitados, nuevos; ganando nuevas fuentes de productos agrícolas y de materia primas baratos; y creando nuevas áreas para inversión en infraestructura. La integración se produce a través de la liberalización del comercio, removiendo los obstáculos a la movilidad del capital y aboliendo las fronteras para la inversión exterior.

China, ni que decir tiene, es el caso más destacado de un área no-capitalista integrada en la economía capitalista global en los últimos 25 años.

Para contrarrestar sus declinantes beneficios, un considerable número de corporaciones empresariales situadas entre las primeras 500 del ranquin de la revista Fortune han trasladado una parte significativa de sus operaciones a China, a fin de aprovechar las ventajas del llamado "precio chino" (las ventajas de costes derivadas de un trabajo barato chino aparentemente inagotable). A mediados de la primera década del siglo XXI, entre el 40 y el 50 por ciento de los beneficios de las corporaciones estadounidenses dimanaban de sus operaciones y ventas en el exterior, y señaladamente, en China.

¿Por qué la globalización no pudo superar la crisis?

El problema con esta vía de salida del estancamiento es que exacerba el problema de la sobreproducción, porque añade capacidad productiva. La China de los últimos 25 años ha venido a añadir un volumen tremendo de capacidad manufacturera, lo que ha tenido por efecto deprimir los precios y los beneficios. No por casualidad, los beneficios de las corporaciones estadounidenses dejaron de crecer hacia 1997- De acuerdo con un índice estadístico, las tasas de beneficios de las 500 de Fortune pasó de 7,15 en 1960-69 a 5,30 en 1980-90, a 2,29 en 1990-99 y a 1,32 n 2000-2002.

Dadas las limitadas ganancias obtenidas en punto a contener el impacto depresivo de la sobreproducción, ya a través de la reestructuración neoliberal, ya con la globalización, la tecera vía de salida resultó vital para mantener y elevar la rentabilidad. La tecera vía es la financiarización.

En el mundo ideal de la teoría económica neoclásica, el sistema financiero es el mecanismo, merced al cual los ahorradores, o quienes se hallan en posesión de fondos excedentes, se juntan con los empresarios que tienen necesidad de sus fondos para invertir en producción. En el mundo real del capitalismo tardío, con la inversión en industria y en agricultura arrojando magros beneficios por causa de la sobreproducción, grandes cantidades de fondos excedentes circulan y son invertidas y reinvertidas en el sector financiero. Es decir, el sistema financiero gira sobre sí mismo.

El resultado es que se ensancha el hiato abierto entre una economía financiera hiperactiva y una economía real en estancamiento. Como bien observa un ejecutivo financiero: "ha habido una creciente desconexión entre la economía real y la economía financiera en estos últimos años. La economía real ha crecido, pero nada comparable a la economía financiera… hasta que estalló".

Lo que no nos dice este observador es que la desconexión entre la economía real y la economía financiera no es accidental: que la economía financiera se disparó precisamente para hacer frente al estancamiento dimanante de la sobreproducción de la economía real.

¿Cuáles fueron los problemas de la financiarización como vía de salida?

El problema de invertir en operaciones del sector financiero es que equivale a exprimir valor de valor ya creado. Puede crear beneficios, de acuerdo, pero no crea nuevo valor –sólo la industria, la agricultura, el comercio y los servicios crean valor nuevo—. Puesto que los beneficios no se basan en la creación de valor nuevo o añadido, las operaciones de inversión resultan extremadamente volátiles, y los pecios de las acciones, las obligaciones y otras formas de inversión pueden llegar a divergir radicalmente de su valor real: por ejemplo, las acciones en empresas incipientes de Internet, que se mantuvieron por un tiempo al alza, sostenidas principalmente por valoraciones financieras en espiral, para luego desplomarse. Los beneficios dependen, entonces, del aprovechamiento de las ventajas ofrecidas por movimientos de precios que divergen al alza del valor de las mercancías, para vender oportunamente antes de que la realidad fuerce la "corrección" a la baja para ajustarse a los valores reales. El alza radical de los precios de un activo, mucho más allá de los valores reales, es lo que se llama la formación de una burbuja.

¿Por qué la financiarización es tan volátil?

Con la rentabilidad dependiendo de golpes especulativos, no resulta sorprendente que el sector financiero vaya de burbuja en burbuja, o de una manía especulativa a otra.

Puesto que está sostenido por una manía especulativa, el capitalismo inducido financieramente no ha dejado de batir registros en materia de crisis financieras desde que los mercados de capitales fueron desregulados y liberalizados en los 80.

Antes de la actual debacle de Wall Street, las más explosivas fueron la crisis financiera mexicana de 1994-95, la crisis financiera asiática de 1997-1998, la crisis financiera rusa de 1996, el colapso del mercado de valores de Wall Street de 2001 y el colapso financiero argentino de 2002.

El antiguo secretario del Tesoro con Bill Clinton, un hombre de Wall Street –Rober Rubin—, predijo hace cinco años que "las crisis financieras futuras serán con casi toda seguridad inevitables, y podrían llegar a ser hasta peores."

¿Cómo se forman, crecen y estallan las burbujas?

Sirvámonos, a modo de ejemplo, de la crisis financiera asiática de 1997-98.

* Primero: balanza de pagos y liberalización financiera impuestas por el FMI y el Departamento noteamericano del Tesoro.

* Luego, entrada de fondos extranjeros en busca de rápida y elevada rentabilidad, lo que significa que entraron en el Mercado inmobiliario y en el Mercado de valores.

* Sobreinversión, lo que llevó al desplome de los precios en el Mercado de valores y en el Mercado inmobiliario, lo que, a su vez, condujo al pánico y a la coinsiguiente retiada de fondos: en 1997, en unas pocas semanas 100 mil millones de dólares abandonaron las economías del este asiático.

* Rescate de los especuladores extranjeros por parte del FMI.

* Colapso de la economía real: la recesión se extiende por todo el Este asiático en 1998.

* A pesar de la desestabilización a gran escala, todos los intentos realizados para imponer regulaciones nacionales o globales del sistema financiero fueron rechazadas con razones puramente ideológicas.

Volvamos a la presente burbuja. ¿Cómo se formó?

El actual colapso de Wall Street arraiga en la burbuja tecnológica de fines de los 90, cuando el precio de las acciones de las empresas incipientes en el mundo de Internet se disparó, para luego desplomarse, resultando todo ello en la pérdida de activos por valor de 7 billones de dólares y en la recesión de 2001-2002.

Las laxas políticas monetarias de la Rerserva Federal bajo Alan Greenspan estimularon la burbuja tecnológica, y cuando está colapsó dando paso a la recesión, Greenspan, tratando de prevenir una recesión duradera, rebajó en junio de 2003 los tipos de interés a un nivel sin precedentes en 45 años (al 1%), manteniéndolo en ese nivel durante más de un año. Con eso lo que consiguió fue estimular la formación de otra burbuja: la burbuja inmobiliaria.

En fecha tan temprana como 2002, economistas como Dean Baker, del Center for Economic Policy Research, alertaron sobre la formación de una burbuja inmobiliaria. Sin embargo, en fecha tan tardía como 2005 el entonces presidente del Consejo Económico de asesores de la Presidencia de la nación y actual presidente de la Reserva Federal, Bern Bernanke, atribuía el incremento de los precios de la vivienda en EEUU a "unos fundamentos económicos robustos", y no a la actividad especulativa. ¿A quién puede sorprender que el estallido de la crisis subprime en verano de 2007 pillara a este hombrecito con la guardia totalmente baja?

¿Y cómo creció?

Oigámoslo de boca de uno de los propios jugadores clave en los mercados, de George Soros: "Las instituciones hipotecarias animaron a los hipotecados a refinanciar sus hipotecas aprovechando la revalorización experimentada entretanto por sus casas. Rebajaron sus criterios de préstamo e introdujeron nuevos productos, como hipotecas a interés variable, hipotecas que 'sólo servían intereses' y 'ofertas promocionales' con tipos de interés para partirse de risa. Todo eso animó a especular con la vivienda. Los precios de las casas comenzaron a subir a un ritmo de dos dígitos. Eso sirvió para retroalimentar la especulación, y el alza de los precios inmobiliarios consiguió que los propietarios de casas se sintieran ricos; el resultado fue el boom consumista que ha sostenido a la economía estos últimos años."

Observando las cosas más de cerca, se ve que la crisis hipotecaria no resultó de una oferta superior a la demanda real. La "demanda" estaba, por mucho, fabricada por la manía especulativa de promotores y financieros empeñados en conseguir grandes beneficios a partir de su acceso al dinero foráneo que inundó a los EEUU de la última década. Ingentes volúmenes hipotecarios fueron agresivamente ofrecidos y vendidos a millones de personas que, normalmente, no habrían podido permitírselo ofreciéndoles unos tipos de interés ridículamente bajos, ulteriormente ajustables para sacar más dinero de los propietarios de casas.

¿Pero cómo pudieron las hipotecas subprime degenerar en un problema de tales dimensiones?

Porque los activos pasaron entonces a ser "segurizados": quienes habían generado las hipotecas, procedieron a amalgamarlas con otros activos en complejos productos derivados llamados "obligaciones de deuda colateralizada" (CDO, por sus siglas en inglés), lo cual resultó relativamente fácil dado que trabajaban con diversos tipos de intermediarios que, sabedores del riesgo, se deshacían de esos títulos de valores lo más rápidamente posible, pasándolos a otros bancos e inversores institucionales. Esas instituciones, a su vez, se deshacían del producto, pasándolo a otros bancos y a instituciones financieras foráneas.

Cuando aumentaron los tipos de interés de los préstamos subprime, de las hipotecas variables y de otros préstamos inmobiliarios, el juego tocó a su fin. Hay cerca de 6 millones de hipotecas subprime, el 40% de las cuales entrarán en impago en los próximos dos años, según estimaciones de Soros.

A los que hay que añadir otros 5 millones de impagos en los próximos 7 años, derivados de los tipos hipotecarios variables y de otros "préstamos flexibles". Pero los títulos, cuyo valor se cuenta por billones de dólares, ya se han infiltrado como un virus en el sistema financiero global. El gigantesco sistema circulatorio del capitalismo global ha sido fatalmente infectado.

¿Pero cómo pudieron los titanes de Wall Street desplomarse como un castillo de naipes?

Lo que ocurrió con Lehman Brothers, Merrill Lynch, Fannie Mae, Freddie Mac y Bear Stearns fue, simplemente, que las pérdidas representadas por esos títulos tóxicos rebasaban por mucho sus reservas, lo que condujo a su caída. Y más caerán, probablemente, cuando sus libros de contabilidad, que en los que ahora esos títulos figuran en el Haber, se corrijan para reflejar el actual valor de esos activos.

Y muchos otros les seguirán, a medida que vayan quedando expuestas otras operaciones especulativas, como las centradas en las tarjetas de crédito y en las diferentes variedades de seguros contra riesgos. AIG cayó por causa de su gigantesca exposición en el área no-regulada de los contratos de protección crediticia derivada (credit default swaps), unos derivados financieros que permitían a los inversores apostar dinero a la posibilidad de que las empresas no pudieran devolver los préstamos.

Tales apuestas sobre impagos crediticios representan ahora un mercado de 45 billones de dólares, un mercado, como dicho, que carece de toda regulación. La ciclópea dimensión de los activos que podrían quedar dañados en caso de que AIG colapsara fue lo que movió a Washington a cambiar de idea e intervenir para rescatarlo, luego de haber dejado caer a Lehman Brothers.

¿Qué pasará ahora?

Puede decirse sin avilantez que habrá más bancarrotas y más nacionalizaciones e intervenciones públicas, desempeñando las instituciones y los bancos extranjeros un papel auxiliar del gobierno de los EEUU. Que el colapso de Wall Street irá a más y prolongará la recesión norteamericana. Y que la recesión en EEUU se comunicará a Asia y al resto del mundo, que sufrirá también una recesión, si no algo peor. La razón de esto último es que el principal mercado exterior de China son los EEUU y que China, a su vez, importa materias primas y bienes intermedios –de los que se sirve para sus exportaciones a los EEUU— de Japón, Corea y el Sudeste asiático. La globalización ha hecho imposible el "desacoplamiento". Los EEUU, China y el Este asiático andan ahora como tres prisioneros atados a una misma cadena.

¿Y en suma?

El desplome de Wall Street no sólo se debe a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. El colapso de Wall Street hunde sus raíces en la crisis de sobreproducción que ha sido la plaga del capitalismo global desde mediados de los 70.

La financiarización de la inversión ha sido una de las vías de escape para salir del estancamiento, siendo las otras dos la reestructuración neoliberal y la globalización. Habiendo resultado de poco alivio la reestructuración neoliberal y la globalización, la financiarización pareció atractiva como mecanismo de restauración de la rentabilidad. Pero lo que ahora ha quedado demostrado es que la financiarización es una senda peligrosa que lleva a la formación de burbujas especulativas, capaces de ofrecer una efímera prosperidad a unos cuantos, pero que terminan en el colapso empresarial y en la recesión de la economía real.

Las cuestiones clave son éstas: ¿Cuán profunda y duradera será esta recesión? ¿Necesitará la economía de los EEUU generar otra burbuja especulativa para salir de esta recesión? Y si tal es el caso, ¿dónde se formará la siguiente burbuja? Algunos dicen que la próxima surgirá en el complejo militar-industrial o en el "capitalismo del desastre" sobre el que escribe Naomi Klein. Pero eso es harina de otro costal.

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista senior en Focus on the Global South.

Focus on the Global South. Traducción para sinpermiso.info: Ricardo Timón y Mínima Estrellav

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jueves, 9 de octubre de 2008

Detienen y persiguen a Campesinos de la UST en Mendoza

En Jocolí, Mendoza  se continúa criminalizando a los campesinos que se organizan para defender sus derechos. El martes 7 de octubre  tres miembros del movimiento campesino fueron detenidos e incomunicados durante mas de 10 (diez) horas, a esto se le suma el pedido de captura y arresto de mas de 10 miembros de la Unión de Trabajadores rurales Sin Tierra.

José Quintero vive en Jocolí y es miembro de la Unión de Trabajadores rurales Sin Tierra (UST), su padre criaba cabras en el lugar desde el año 1976 y el continuó su oficio.  Desde hace más de veinte años ocupan  y poseen efectivamente una finca en la que pastorean las cabras, chanchos y caballos. De eso vive el y su familia que incluye a siete hijos.

A principios de este año irrumpió un empresario diciendo que era el dueño porque compro en un remate, el mismo intentó desalojar a José, pero él a continuado resistiendo y pastoreando sus animales. La propiedad fue rematada de manera irregular con edictos falsos y otras irregularidades, además José cuenta con actas notariales y testigos q ue acreditan su posesión veinteñal.  José nunca fue notificado del remate.

Ante una presentación judicial de los abogados de la UST el juez que entiende en la causa ordenó la “suspensión de todos los procedimientos del remate”. La propiedad no pudo ser inscripta por estos empresarios, pero de igual manera metieron topadoras y comenzaron a incendiar el monte. La policía Jocolí no tomó las denuncias de José y fue el mismo mas vecinos y compañeros campesinos los que detuvieron los incendios y la topadora, hasta que recursos naturales de la provincia ordenó detener el desmonte por no estar autorizado.

El viernes 3 de octubre el empresario Oliveri, volvió al ruedo y ordenó comenzar a alambrar, José tuvo que discutir mucho y hasta recurrir ha llamado de vecinos y el abogado para que le tomaran la denuncia en la subcomisaria El porvenir de Jocolí, pero la policía no intervino.

El Martes por la mañana empleados del empresario continuaban con el alambrado, José se interpuso en forma pacífica a que este continuara, y más de 15 compañeros y compañeras se citaron en el lugar para servir de testigos del hecho. Inmediatamente se presentó uno de los guardias del empresario: Carlos Ferreira, a caballo portando un cuchillo de 30 cm de largo en la cintura (este señor fue dado de baja en la policía por torturar a un hombre de Lavalle), ahora opera para algunas empresas como encargado de seguridad y de “relaciones” con la policía.

El mismo “pidió” por teléfono que venga un móvil y fue así que dos oficiales intervinieron violentamente y amenazando que si en 10 minutos no se iban todos los “sin tierra” los guardaban por un rato. Se fueron y José Quintero y otra compañera permanecieron en la línea del alambrado para evitar que avancen y la policía volvió a intervenir, esta vez ordenó que detengan los trabajos y dijo que iba a decidir la fiscal. Pidió a José que los acompaña a la subcomisaria para hablar con la Fiscal, además individualizaron a todos los presentes y tomaron datos personales.

En la subcomisaria lejos de hablar con la fiscal fueron detenidos e incomunicados José Quinteros y Diego Montón (que lo había acompañado), bajo el cargo de “turbación a la posesión de la propiedad”. El oficial “Medina” dijo que la fiscal ordenaba detener a todos los “sin Tierra” fue así que interceptaron a María A Guisasola que estaba yendo a dar clases en un auto,  la detuvieron y llevaron a la subcomisaría. Medina impartió la orden de detener a  otros 10 miembros de la UST.

Si muchas más explicaciones Los tres compañeros estuvieron más de 10 horas detenidos e incomunicados. Los policías todo el tiempo dicen que la situación de los derechos sobre la finca lo resolverá la justicia civil, sin embargo ante las denuncias de los campesinos jamás actúan, a pesar de que ya han presentado prueba de tener derechos posesorios y de que se suspendieron los procesos del remate por las irregularidades. En cambio con solo un llamado de los empresarios la policía actúa de inmediato.

De continuar los alambrados y el desmonte las cabras de José no tendrán forraje y por lo tanto la familia deberá abandonar la actividad y seguramente el campo para emigrar a la ciudad como tantas miles e familias ya fueron expulsadas.

El empresario esta vinculado a la liga de remates y se dedica a apropiarse de fincas y conseguir inversores en Buenos Aires, que sin conocer la historia de las mismas sueñan con una finquita en Mendoza.

En reiteradas ocasiones el móvil de la policía y varios efectivos pueden verse presentes en asados que organizan los empresarios en otra de sus fincas en Jocolí también adquiridas en remates.

Con extraña coincidencia el miércoles por la mañana la policía retuvo uno de los vehículos que usa la UST con la escusa de que la autorización notarial de manejo ya no es legal para transitar. Sin embargo en el registro el automotor hay un cartel enorme que dice que ese documento es válido. El vehículo quedó requisado en San Agustín.

Según Medina la fiscal que ordenó el operativo de detención y de “proteger” a los “trabajadores” que están alambrando y tienen “derechos laborales de  trabajar sin ser molestados” se llama Patricia Atur de la sexta fiscalía correccional de Mendoza.

La UST cuenta con fotos y testigos de los hechos para demostrar que no existió ningún hecho de violencia de parte de los campesinos.

Denunciamos la clara parcialidad con la que actual la policía de la subcomisaria el porvenir de Jocolí y las medidas arbitrarias e ilegales que ordenó la fiscal ATUR,  Es claramente una persecución y criminalización de la lucha por los derechos humanos campesinos y un intento de instalar el terror en la zona para que los empresarios puedan apropiarse de fincas sin la resistencia de los poseedores legítimos y legales.

En Mendoza más de 30 campesinos de la UST están imputados penalmente solo por resistirse a ser desalojados de sus tierras, amparados por leyes y artículos del código civil, que jueces, fiscales y policías parecen desconocer.

¡Tierra Agua y justicia ¡

Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra

Movimiento Nacional Campesino Indígena

Contactos: campesinosdecuyo@gamail.com-  0261 – 4905028 – 0261 155615062  
 

miércoles, 8 de octubre de 2008

Crisis provocada por la mafia bancaria

Hoy los banqueros estafadores
provocan vertiginosa crisis acentuando la desconcertante inestabilidad mundial.
La cumbre europea convocada en Paris por Nicolas Sarkozy, anunció que el viejo
mundo se arreglará por las suyas sin asumir el descalabro de Wall Street. En la
aceleración del caos, aparece el pasado viernes 3 el segundo banco hipotecario
alemán, el Hypo Real Estate, diciendo que fracasó un propuesto salvataje por
35.000 millones de euros y estaba al filo de la quiebra. Inocultable temido
drama hizo que el gobierno interviniera en conformar otro plan de salvataje por
50.000 millones de euros, con aporte mayoritario estatal.




Las expectativas se desplazaron con escaso o nulo optimismo a este lunes 6. La
apertura de las bolsas comenzó ennegreciéndose minuto a minuto mostrando el
agravamiento de la situación global. Rumores catastrofistas se suceden. Nada
parece atajar la expansión y profundización de la crisis, vaticinándose
explosiones de quiebras y corridas por doquier ¿Alemania, la segunda economía
mundial, desciende hacia el tercer mundo? ¡Gravísimo! Una crisis similar que
agudizó el desempleo, le permitió a Hitler ganar en minoría las calles y exigir
el poder. Es para preocuparse. ¿O no?



Los usureros en China



Walter Lippmann (1889-1974) el legendario periodista norteamericano especialista
en política internacional, visitó China en varias oportunidades, estableciendo
una buena relación con Mao Tse Tung cuando luchaba contra Chiang Kai-shek,
terminando vencedor e imponiendo la república en 1949.

Una vez en el poder Mao, Lippmann lo visitó deseando recorrer algunas zonas ya
conocidas en tiempos de la Guerra Civil. Se internó en el país y a su regreso a
Pekín volvió a ver al líder chino, preguntándole: “Mis viejos recuerdos veían a
usted con poca popularidad en el interior y ahora es querido por las mayorías.
¿Cómo logró ese cambio?”



“Fue sencillo. Teniendo en cuenta el rechazo de campesinos y obreros a los
usureros, siempre impunes, al aproximarnos a poblaciones, huían opresores y
mandarines, pero se quedaban los prestamistas. Entonces, bien informados, los
deteníamos y eran colgados en sitios públicos. De ese modo, el pueblo fue
creyendo en las bondades de la revolución”.



Los bancos en la historia de EEUU



Thomas Jefferson, fue en 1776 el brillante redactor de la Declaración de la
Independencia, donde habla tan lindo de derechos humanos, aunque no liberó a sus
propios esclavos. Sin embargo, al llegar a la presidencia con el Partido
Republicano, acuñó esta frase: “Creo que las instituciones bancarias son más
peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos permanentes”.



Abraham Lincoln, durante la Guerra de Secesión contra el esclavista Sur, por
necesidades económicas debió recurrir a los bancos que emitían moneda,
prestándola a intereses usurarios. Entonces decidió que el gobierno fuera el
emisor. Esta actitud le valió impopular, costándole el ser asesinado. Con el
tiempo se lo reconoció como héroe nacional.



Franklin Delano Roosevelt, el presidente que sacó a Estados Unidos de la gran
crisis de 1930, aunque se extendió a todo el mundo, señaló sin equívocos a los
culpables, cosa que no ocurre con el gobierno actual en este dramático 2008.



“Solo un optimista ingenuo –afirmó– podría negar la oscura realidad del momento.
Ello es así por la incompetencia de quienes gobiernan el intercambio de bienes
del mundo. Las prácticas inescrupulosas de los banqueros han trascendido al
tribunal de la opinión pública y han sido rechazados en el corazón y en la mente
de la gente. Ellos han fallado. Ante la falta de credibilidad, han propuesto
sólo más préstamos. Han apelado a varias exhortaciones y a las quejas
plañideras. Ellos solo conocen las reglas impuestas por una generación de
egoístas. No tienen visión, y cuando no existe visión, el pueblo pierde. Los
banqueros se han encaramado a los más altos sitiales del templo de nuestra
civilización. Es nuestra tarea de hoy restaurar ese templo. Debe terminar la
conducta puesta de manifiesto en el ambiente bancario y el mundo de los negocios
que estimula el egoísmo y la inconducta privada. Esta nación clama por acción y
por una acción inmediata. Aprovecharíamos la oportunidad de acometer proyectos
necesarios para estimular y reorganizar el uso de nuestros recursos nacionales.
Pueden también someterse a un plan nacional todas las formas de transportes y
comunicaciones, al igual que otras actividades que tengan un definido carácter
público. Es necesario instaurar estricta supervisión de todas las actividades
bancarias, de crédito e inversión. Debe cesar la práctica de especular con el
dinero ajeno y debe haber una adecuada emisión monetaria, pero que al mismo
tiempo asegure una moneda sólida…”. Estos conceptos, no los leyó George Bush.



Roosevelt arremetió contra los banqueros, llamándolos bancgsters; encaró grandes
planes de obras públicas para combatir la desocupación, y otorgó créditos a
intereses bajos para estimular y hacer competitiva la industria nacional. Eso
fue el New Deal.



Crisis actual centrada en los “bancgsters”

Hoy las soluciones a la crisis norteamericana se encaminan a sostener y
beneficiar, una vez más, un sistema irresponsable y delictivo, cuyas
consecuencias buscan ser pagadas por todo el mundo. Gran Bretaña, hasta ahora
aliada y cómplice incondicional de EE.UU. se resiste, al menos por el momento, a
acompañar a Wall Street en la mayor estafa programada, sin precedentes en la
historia universal. Son patéticos los descarados esfuerzos de Washington para
lograr “solidaridad y gratitud” de otros pueblos. El rescate planeado por Bush
ha cosechado una cantidad interminable de gruesos calificativos. “Intento de
golpe de estado” y “saqueo” dispuesto por el presidente yanqui según el cineasta
documentalista Michael Moore; Lula habla de “bolsas casino especulando con el
trabajo de los humildes”; la vieja Europa se resquebraja y rechazan
solidarizarse con la “incompetencia y falta de regulación bancaria del gobierno
de Bush”; bancos y bolsas tratan de inspirar optimismo desestimando corridas,
exhortando al “patriotismo”, etc. Ni hablar de una crisis capaz de durar 15
años. Opiniones calificadas creen asistir al fin de una época, comparando la
caída del actual sistema capitalista con la caída del comunismo. El Papa Juan
Pablo II lo dijo: “cayó el marxismo, pero el capitalismo salvaje no puede ser su
justo reemplazante”.



Estados Unidos se encuentra hoy sumergido en peligrosas ciénagas por sus
aventuras colonialistas en Medio Oriente y amenazando derrumbarse en un grave
Vietnam interno y externo. Por primera vez en la historia norteamericana,
fuerzas armadas de elite, en especial integradas por mercenarios veteranos de
Irak, dotadas de armamentos sofisticados, desde el pasado 1º de octubre
comenzaron a desplazarse por el país en previsión de disturbios populares. Por
ahora son protestas callejeras con violencia solo verbal, pero evidenciando
furor, furor de un pueblo que se ve estafado e indefendido.



La crisis y las elecciones presidenciales yanquis



Los grandes especuladores actuales están en Wall Street, desde donde manejan al
gobierno norteamericano. Obama y McCain, los dos principales candidatos a la
presidencia, se jugaron a favor de los bancos, sin garantir soluciones al drama
de la gente de la calle, los humildes con hipotecas sobre sus viviendas
imposibles de pagar. Luego de teatrales discursos, ambos partidos acordaron
sostener la gran estafa de sus mandamases. Ya lo dijimos en ambas elecciones de
Bush (h), con sus “oponentes” Gore y luego Terry, respectivamente. Las dos veces
aseguramos tanto en aquellos momentos como en el actual que, gane quien gane, no
cambiará nada. Los mismos forcejeos verbales ya los vimos en otros temas claves
como el envío de más tropas a Iraq y Afganistán, más los varios aumentos de
gastos para armas a utilizar en aventuras colonialistas, donde terminaron
siempre ganando los “bancgsters”.



Argentina ante la crisis



¡Imperativo! No podemos confiar en los bancos en el país, casi todos
extranjeros, restando pocos y pequeños en manos de capitales nacionales. Los
bancgsters de la gran usura preparan llantos y salvatajes. Nosotros preparemos
el látigo.



www.elortiba.org

Mas sojeros...




Lock out agropecuario con menos piquetes y apoyo

Los sojeros han blanqueado su programa concreto: retenciones cero




La Arena



La
quinta fase del lock out de las entidades patronales ha mostrado que
por ahora le falta el acompañamiento social de la vez pasada. Lo bueno
es que han explicitado que quieren cero retenciones y eso raleará el
apoyo.




Un
rasgo de esta etapa del auto intitulado “plan de lucha agropecuario” es
que escasean los protagonistas. La sojacracia ha visto desertar a
muchos de sus sostenedores que optaron por los negocios propios o la
siembra. No era cosa de despreciar la humedad de las últimas lluvias,
en tiempos de seca. Había que sembrar, dijeron quienes querían
justificar el faltazo a las rutas.

Fuera por un motivo u
otro, a lo que habría que agregar la falta de mayor motivación del
sector más encumbrado de sojeros y exportadores, que quedaron pipones
con la anulación de la resolución 125, lo cierto es que el ejército
sojero lució escuálido en estos primeros días.

Un medio
que magnifica cada una de sus acciones, como “Gaceta Ganadera”, admitió
que los miembros de los piquetes no pasaban de cincuenta, un número de
por sí inflado. “Una cincuentena de productores con una o dos casillas
rurales -de las que usan los contratistas rurales- se mantienen a la
vera de las rutas, impiden el paso de camiones que transportan granos o
ganado, y reparten volantes en los que se explican los motivos del
paro”, cronicó.

De todos modos, aún con esa representación
menguada, lo que no encogió fue la agresividad de los productores que
se creen dueños de las rutas y con derecho a requisar vehículos como si
fueran un doble poder.

El diario mencionado no se puso de
acuerdo para mentir. Un artículo del sábado 4 aseguró que el día
anterior todo el inconveniente de tránsito fue “una interrupción
simbólica de pocos minutos en Gualeguaychú”. Pero en otra nota del
mismo sábado, firmada por Jorge Riani, se pintó otro panorama de ese
lugar: “el tránsito se mantuvo cortado para todos los vehículos
mientras duró la asamblea, y el piquete cortó el paso de camiones con
granos durante casi todo el día. Se liberó a las 18.30”.

Esos
inconvenientes para la circulación vial no han provocado por ahora
problemas de abastecimiento propios de los 127 días del conflicto
anterior. Pero pueden ser un módico anticipo. El bocón de Gualeguaychú
ya prendió el ventilador, avisándole a los suyos que se preparen porque
“el viaje es largo”. Según DyN, el viernes advirtió que a partir de
esta semana "se agudizará el reclamo, porque la gente tiene bronca,
está muy mal y quiere cortar las rutas". Si se toma al pie de la letra
ese chantaje, querría decir que después del miércoles 8, cuando termina
el “plan de lucha”, las acciones continuarán. Y que éstas pueden
incluir cortes de rutas, que sería una extorsión mayúscula.

Esa
posibilidad es la que lamentaba la presidenta de la Nación cuando
deploró que un sector “tome de rehén a toda la sociedad”. Pero esas
apelaciones no surtieron ningún efecto en las entendederas de Alfredo
De Angeli, que en línea con Mariano Grondona, volvió a acusarla de
tener “un gran resentimiento” con el campo (el ex asesor de la
dictadura escribió este domingo que el gobierno odia al campo, la
Iglesia y los militares).

El meollo de asunto

Como
los dirigentes de Sociedad Rural, Coninagro y Confederaciones Rurales
salieron bien forrados de la caída de la resolución 125, no han puesto
en esta etapa de la movilización el alma y el cuerpo. Esa tarea ha
recaído mayormente en la cúpula de la Federación Agraria, cuyos
afiliados de mediano porte habían logrado beneficios con esa resolución
y los perdieron con el voto adverso del Senado.

De Angeli
estuvo activo en la ruta 14 en cercanías de Gualeguaychú y evaluaba
mudar su campamento a Ceibas. En las semanas previas hizo asambleas y
cortó el tránsito en el túnel subfluvial que une Santa Fe y Paraná.
Dicho sea de paso, las demoras allí no fueron de unos pocos minutos…

El
otro dirigente que se movió fue Eduardo Buzzi, recorriendo los piquetes
de Santa Fe, que en esta oportunidad han sido mayoría dentro del
centenar habidos a nivel nacional. Los hubo en Armstrong, Venado
Tuerto, Bombal, Rufino, Santa Teresa, Maciel y Rafaela, entre otros
puntos.

En un acto realizado frente a la planta de
Dreyfuss en General Lagos, el reelecto titular de la FAA se despachó
con esta exigencia: "los productores de menos de 3.000 toneladas no
tendrían que pagar retenciones". Así lo consignó José Crettaz, en
“Tibio comienzo de la protesta rural” (“La Nación”, 4/9).

La
impunidad impositiva que propone Buzzi es gigantesca e injusta. Para
tener una idea de la magnitud de ese privilegio, hay que recordar que
la propuesta mejorada de la resolución 125 en Diputados, favorecía a
quienes exportan menos de 300 toneladas anuales de soja al disponer que
pagaran una retención del 30 por ciento, inferior a la del 35 por
ciento que regía antes de la citada resolución. Buzzi quiere
retenciones cero para los que exportan diez veces más que aquella
cantidad de soja.

Por si alguien dudara de los dichos del
dirigente que alguna vez expresó a los chacareros, los reiteró este fin
de semana. Alejandra Gallo conversó telefónicamente con Buzzi y luego
de preguntarle si a los pequeños productores no les hubiera convenido
la 125, tuvo esta respuesta: “Si se hubiera aprobado, hoy estaríamos
mal igual. Queremos retenciones cero” (Clarín, 5/10).

La ubre del Estado

Esa
dirigencia agropecuaria está pidiendo no pagar derechos de exportación,
siendo que con la soja con precios deprimidos respecto a principios de
año, a menos de 400 dólares, igual les da un más que interesante margen
de ganancia, en particular a los productores de medianos a grandes de
la zona pampeana.

Con muchísima más razón, los asalariados
que perciben sueldos elevados tendrían que cortar las rutas para dejar
de pagar impuesto a las ganancias. Y así de seguido otros sectores que
no tuvieron la rentabilidad de estos últimos años de la soja y demás
granos.

La bandera plantada por Buzzi es una ofensa para
millones de argentinos que están mal. ¿Cuántos son? Eso depende de
quién los cuente. Para el Indec, según cable de DYN y Télam del 23/9,
“hay 4.348.000 pobres (17,8 por ciento) y 1.236.000 indigentes (5,1 por
ciento)”. Pero como los cabecillas de la Mesa de Enlace Rural no le
creen al Indec sino a las consultoras privadas, para ellos el cálculo
correcto de pobres sería el de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL),
que para el mismo lapso, primer semestre de este año, sostuvo: “la
estimación de la pobreza llega al 32,3 por ciento”. Esto supondría más
de 11 millones de personas.

En una u otra medición, hay
montones de pobres. Y el “centroizquierdista” Buzzi propone que los
sojeros de hasta 3.000 toneladas de exportación paguen retenciones cero…

La
falta de sintonía con lo popular se descontaba en dirigentes de la
Sociedad Rural como Hugo Biolcati, otro de los promotores del nuevo
lock out. Tratando de beatificar la imagen de esa entidad, el radical
juecista Francisco Delich, escribió maravillas de la oligarquía: “la
Sociedad Rural ya no es la que era con Martínez de Hoz, ahora la
preside un tambero de apellido italiano” (La Voz del Interior 3/10).

Con
esos análisis de clase, el sociólogo Delich debería devolver su título
a la Universidad Nacional de Córdoba. Es que aunque lo niegue, la
oligarquía sigue existiendo, en particular en la zona pampeana, como lo
demostró durante el conflicto anterior el estudio de Eduardo Basualdo y
Flacso (ver “La Capital” de Rosario, 17/08).

Biolcati, el
de apellido tano, es dueño de tambos que han recibido importantes
subsidios del Estado. Este domingo en Página/12 Horacio Verbitsky (“La
vaca atada”), le puso números a esa succión que aquél hace de la ubre
del Estado. “Biolcati es propietario de grandes tambos, junto con sus
hermanos y sus hijos. Sus tambos El Broquel y Estancias La Dorita han
recibido 750 mil pesos de compensaciones desde que se puso en práctica
este sistema en 2007. Esos tambos están entre los principales
proveedores de la transnacional suiza Nestlé en todo el mundo”,
escribió el presidente del CELS.

¿Y estos son los gauchócratas que largaron otro lock out diciendo que el Estado nunca les paga los subsidios?

En
todo caso la crítica correcta a Cristina Fernández es por qué abona
subsidios, con dinero de todos, a fuertes productores como Biolcati,
Grobocopatel, Avex, Molinos y Aceitera General Deheza. A esos no hay
que darles plata; tienen que poner. Aún dentro del concepto limitado de
justicia social, no hay otra manera de proceder que sacar a los que
tienen de más para atender a los que menos tienen.