Miguel Angel Núñez (Web Aporrea)
El día 20 de Abril de 2006, en la ciudad de Curitiba del Estado de Paraná, Brasil, reunidos con los movimientos sociales, el Presidente Chávez liderizó la firma del Manifiesto de Las Américas. Otro tratado que exige la construcción de una América libre de transgénicos y de no más agresiones al ambiente. El Manifiesto, reivindica lo establecido en varios articulados de la Constitución Bolivariana, como lo es la consolidación de una agricultura sustentable, soberana y una alimentación sana. Acciones políticas y ecológicas que reivindican y se cumpla el derecho que todos y cada pueblo tiene en producir su propio alimento, en condiciones saludables y socialmente justas, superado la pobreza y en equilibrio con la naturaleza.
Una semana más tarde visitaban a Venezuela dos prominentes agroecólogos mundiales, quienes también liderizan e invitan a firmar el Manifiesto de la Américas (http://www.PetitionOnline.com/campes50/petition.html) como los son el Dr. Miguel Altieri y su Sra. Esposa Dra. Clara Nichols profesores e investigadores de la Universidad de California Berkely. La agenda de estos investigadores se llevó a cabo desde la participación en la discusión sobre la Escuela Agroecológica Campesina que ofrece el Movimiento Sin Tierra a la revolución, hasta contactos directos, con investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, de diferentes regiones reunidos en Barquisimeto; igual en Mérida con productores estudiantes, profesores e investigadores del Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas de la Universidad de Los Andes, Fundacite Mérida; hasta la visita en Barinas de algunos espacios agroecológicos apoyados por el IPIAT.
Hacia la soberanía alimentaria sustentable
Unas 424 personas valoraron los motivantes e intensos debates en los espacios visitados. Desde diferentes perspectivas, contingencias y contradicciones se demostró que la agroecología es el modelo ideal para lograr la soberanía alimentaria sustentable. Por qué enérgicamente afirmamos tal aseveración:
1) La agroecología nace de la agricultura industrial, la de los planes agrícolas nacionales integrales o no, que nos han proporcionado una serie de problemas ecológicos, sociales, culturales y económicos en el mundo, pues a pesar de los relativos avances científicos y tecnológicos no han podido solucionar los problemas del hambre.
Altieri-Nichols señalaban que existe más de un millardo de personas con hambre en el mundo. La agricultura corporativa ha generado problemas de inequidad social. La agricultura de los planes está asociada a un paquete tecnológico impuesto históricamente desde el norte, que afecta severamente el funcionamiento de los ecosistemas y la salud humana.
El nuevo avance o la BIO-OLA de la agricultura industrial son los cultivos transgénicos, que también está elevando una serie de desafíos, porque no sabemos ¿cuáles son y serán los impactos de esta tecnología en el campo ambiental y en la salud humana?
Altieri-Nichols nos demostraron que la agricultura industrial es vulnerable, precaria, costosa y riesgosa.
Argumentan que en el mundo existen cinco millardos de hectáreas de agricultura corporativa industrial, de los cuales el 91% son monocultivos de gran escala, excesivamente susceptibles a plagas y enfermedades, siendo vulnerables a los cambios climáticos. Reiteramos, la humanidad está dependiendo de una agricultura ecológicamente frágil.
2) Los Altierí-Nichols evidenciaron que la agroecología se nutre de la ciencia básica agronómica y de manera integral y holística recoge el conocimiento tradicional milenario de los indígenas y campesinos latinoamericanos.
Por ello la agroecología no trabaja con los recetarios de los paquetes tecnológicos. La agroecología funciona en cualquier escala productiva. No que funciona para unos procesos productivos y otros no. Se desempeña sobre sus principios científicos en estrecha relación con la participación activa de los productores e investigadores.
3) Los distintos retos de la agroecología se orientan en la búsqueda de solucionar los problemas técnicos agrícolas evolucionando hacia la relación e integración de nuevos conocimientos que han de sistematizarse para valorar su aplicación o no en cierto ecosistema específico. El revalorar los saberes campesinos conlleva a la valoración y recuperación del material genético, a la creación de bancos de semillas comunitarios, entendiendo el importante papel de la agrobiodiversidad en los sistemas productivos y de las bases culturales existentes.
4) La productividad agroecológica busca optimizar la productividad total del sistema agrícola. No se restringe a un solo rubro, porque la agroecología trabaja con sistemas diversos de producción. Debemos entender esa productividad como rendimientos por hectáreas, por eficiencia ecológica y unidades de energía. Altierí- Nicohls;con cifras, certificaron que los sistemas agroecológicos son igualmente productivos por hectáreas que los sistemas agrícolas convencionales-industriales a largo plazo.
5) La agroecología es económicamente practicable y factible porque no depende de recursos externos, sino que usa y potencia los recursos locales. No modifica los ecosistemas, les saca provecho a todos sus componentes sobre la aplicación de sus principios. El manejo ecológico y la diversificación de los cultivos en los sistemas productivos que promueve la agroecología son las bases de la endogeneidad que debemos impulsar en nuestro proceso revolucionario agrícola. Estas importantes connotaciones tecnológicas han de ser una de las bases de nuestra economía social y solidaria que los consejos comunales rurales han de apropiarse e impulsar.
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Una semana más tarde visitaban a Venezuela dos prominentes agroecólogos mundiales, quienes también liderizan e invitan a firmar el Manifiesto de la Américas (http://www.PetitionOnline.com/campes50/petition.html) como los son el Dr. Miguel Altieri y su Sra. Esposa Dra. Clara Nichols profesores e investigadores de la Universidad de California Berkely. La agenda de estos investigadores se llevó a cabo desde la participación en la discusión sobre la Escuela Agroecológica Campesina que ofrece el Movimiento Sin Tierra a la revolución, hasta contactos directos, con investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, de diferentes regiones reunidos en Barquisimeto; igual en Mérida con productores estudiantes, profesores e investigadores del Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas de la Universidad de Los Andes, Fundacite Mérida; hasta la visita en Barinas de algunos espacios agroecológicos apoyados por el IPIAT.
Hacia la soberanía alimentaria sustentable
Unas 424 personas valoraron los motivantes e intensos debates en los espacios visitados. Desde diferentes perspectivas, contingencias y contradicciones se demostró que la agroecología es el modelo ideal para lograr la soberanía alimentaria sustentable. Por qué enérgicamente afirmamos tal aseveración:
1) La agroecología nace de la agricultura industrial, la de los planes agrícolas nacionales integrales o no, que nos han proporcionado una serie de problemas ecológicos, sociales, culturales y económicos en el mundo, pues a pesar de los relativos avances científicos y tecnológicos no han podido solucionar los problemas del hambre.
Altieri-Nichols señalaban que existe más de un millardo de personas con hambre en el mundo. La agricultura corporativa ha generado problemas de inequidad social. La agricultura de los planes está asociada a un paquete tecnológico impuesto históricamente desde el norte, que afecta severamente el funcionamiento de los ecosistemas y la salud humana.
El nuevo avance o la BIO-OLA de la agricultura industrial son los cultivos transgénicos, que también está elevando una serie de desafíos, porque no sabemos ¿cuáles son y serán los impactos de esta tecnología en el campo ambiental y en la salud humana?
Altieri-Nichols nos demostraron que la agricultura industrial es vulnerable, precaria, costosa y riesgosa.
Argumentan que en el mundo existen cinco millardos de hectáreas de agricultura corporativa industrial, de los cuales el 91% son monocultivos de gran escala, excesivamente susceptibles a plagas y enfermedades, siendo vulnerables a los cambios climáticos. Reiteramos, la humanidad está dependiendo de una agricultura ecológicamente frágil.
2) Los Altierí-Nichols evidenciaron que la agroecología se nutre de la ciencia básica agronómica y de manera integral y holística recoge el conocimiento tradicional milenario de los indígenas y campesinos latinoamericanos.
Por ello la agroecología no trabaja con los recetarios de los paquetes tecnológicos. La agroecología funciona en cualquier escala productiva. No que funciona para unos procesos productivos y otros no. Se desempeña sobre sus principios científicos en estrecha relación con la participación activa de los productores e investigadores.
3) Los distintos retos de la agroecología se orientan en la búsqueda de solucionar los problemas técnicos agrícolas evolucionando hacia la relación e integración de nuevos conocimientos que han de sistematizarse para valorar su aplicación o no en cierto ecosistema específico. El revalorar los saberes campesinos conlleva a la valoración y recuperación del material genético, a la creación de bancos de semillas comunitarios, entendiendo el importante papel de la agrobiodiversidad en los sistemas productivos y de las bases culturales existentes.
4) La productividad agroecológica busca optimizar la productividad total del sistema agrícola. No se restringe a un solo rubro, porque la agroecología trabaja con sistemas diversos de producción. Debemos entender esa productividad como rendimientos por hectáreas, por eficiencia ecológica y unidades de energía. Altierí- Nicohls;con cifras, certificaron que los sistemas agroecológicos son igualmente productivos por hectáreas que los sistemas agrícolas convencionales-industriales a largo plazo.
5) La agroecología es económicamente practicable y factible porque no depende de recursos externos, sino que usa y potencia los recursos locales. No modifica los ecosistemas, les saca provecho a todos sus componentes sobre la aplicación de sus principios. El manejo ecológico y la diversificación de los cultivos en los sistemas productivos que promueve la agroecología son las bases de la endogeneidad que debemos impulsar en nuestro proceso revolucionario agrícola. Estas importantes connotaciones tecnológicas han de ser una de las bases de nuestra economía social y solidaria que los consejos comunales rurales han de apropiarse e impulsar.
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