martes, 24 de junio de 2008

La tragedia social y ecológica de la producción de biocombustibles en las Américas








La tragedia social y ecológica de la producción de biocombustibles en las Américas


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Miguel A. Altieri, Elizabeth Bravo





En este trabajo exploramos las falsas afirmaciones y las implicaciones
ecológicas, sociales y económicas de la producción de biocombustibles
agrícolas


Sostenemos
que al contrario de las falsas afirmaciones que sostienen las
corporaciones que promueven los “combustibles verdes”, el cultivo
masivo de maíz, caña de azúcar, soja, palma y otros cultivos impulsados
por la industria agroenergética no reducirán las emisiones de gases de
efecto invernadero, pero si desplazará a miles de agricultores,
disminuirá la seguridad alimentaria de muchos países, y acelerará la
deforestación y la destrucción del medioambiente en el Sur Global.


Las
naciones pertenecientes al OECD –la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico, quienes consumen el 56% de la energía del
planeta, tienen una necesidad imperiosa de un combustible líquido que
reemplace al petróleo. Se espera que las tasas mundiales de extracción
de petróleo aumenten este año, y el suministro global disminuirá
significativamente en los próximos cinco años[1] . Existe también una
gran necesidad de encontrar un sustituto para el combustible fósil, que
es uno de los principales causantes del cambio climático global a
través de la emisión de CO2 y otros gases del efecto invernadero.


Los
biocombustibles han sido promovidos como una prometedora alternativa al
petróleo. La industria, los gobiernos y científicos impulsores de los
biocombustibles afirman que servirán como una alternativa al petróleo
que se acaba, mitigando el cambio climático por medio de la reducción
de las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentando los
ingresos de los agricultores, y promoviendo el desarrollo rural. Sin
embargo, rigurosas investigaciones y análisis realizados por respetados
ecologistas y cientistas sociales sugieren que el boom de la industria
de biocombustibles a gran escala será desastrosa para los agricultores,
el medio ambiente, la preservación de la biodiversidad y para los
consumidores, particularmente, los pobres.


En este trabajo
exploramos las implicaciones ecológicas, sociales y económicas de la
producción de biocombustibles. Sostenemos que al contrario de las
falsas afirmaciones que sostienen las corporaciones que promueven los
“combustibles verdes”, el cultivo masivo de maíz, caña de azúcar, soja,
palma y otros cultivos impulsados por la industria agroenergética
–todos, se espera, genéticamente modificados - no reducirán las
emisiones de gases de efecto invernadero, pero si desplazará a miles de
agricultores, disminuirá la seguridad alimentaria de muchos países, y
acelerará la deforestación y la destrucción del medioambiente en el Sur
Global.


Biocombustibles en Estados Unidos: alcance e impactos


Producción de Etanol


La Administración Bush
se ha comprometido a expandir significativamente los biocombustibles
para reducir su dependencia al petróleo extranjero. (EEUU importa el
61% del crudo que consume, a un costo de $75 billones por año.) A pesar
de la existencia de una amplia gama de biocombustibles, el etanol
proveniente del maíz y de la soja constituye el 99% de todos los
biocombustibles utilizados en EEUU, y se espera que su producción
exceda los objetivos para el 2012 de 7.5 billones de galones por año
(Pimentel 2003). La cantidad de maíz cultivado para producir etanol en
las destilerías se triplicó en EEUU, yendo de 18 millones de toneladas
en el 2001 a 55 millones en el 2006 (Bravo 2006).


Destinando la
actual producción estadounidense de maíz y soja a los biocombustibles,
se encontrará con que reemplaza simplemente el 12% de la demanda
nacional de gasolina y el 6% de la demanda de diesel. En EEUU el área
de tierra utilizada para la agricultura constituye un total de 625.000
acres cuadrados. Bajo los cánones actuales, alcanzar la demanda de
aceite para biocombustibles requerirá 1.4 millones de millas cuadradas
de maíz para etanol u 8.8 millones de kilómetros cuadrados de soja para
biodiésel (Korten 2006). Dakota del Sur e Iowa ya han dedicado el 50%
de su maíz a la producción de etanol, lo que ha llevado a la
disminución del suministro de maíz para alimento para animales y para
el consumo humano. A pesar de que una quinta parte de la cosecha de
maíz norteamericana fue destinada a la producción de etanol en el 2006,
esta suplió solamente el 3% de la demanda de combustible de este país
(Bravo 2006).


La escala de producción necesaria para alcanzar
la proyección en masa de granos, promoverá la implementación de
monocultivo industrial de maíz y soja, con drásticas consecuencias
ambientales. La producción de maíz conduce a una erosión del suelo
mayor que la producida por cualquier otro cultivo utilizado en EEUU. En
todo el Oeste los granjeros han abandonado la rotación de cultivos para
plantar maíz y soja exclusivamente, incrementando de esta forma el
promedio de erosión del suelo, de 2.7 toneladas anuales por acre a 19.7
toneladas (Pimentel et al 1995). La falta de rotación de cultivos
también aumentó la vulnerabilidad a las pestes, por ende necesitando
una mayor incorporación de pesticidas que otros cultivos (en EEUU,
alrededor del 41% de los herbicidas y el 17% de los insecticidas son
aplicados al maíz- (Pimentel y Lehman 1993).


La
especialización en la producción de maíz puede ser peligrosa: a
principios de los 70s cuando los maíces híbridos de alto rendimientos
uniforme constituían el 70% de todos los cultivos de maíz, una
enfermedad de la hoja (leaf blight) que afectó a estos híbridos condujo
a un 15% de pérdida de rendimientos a través de esa década (Altieri
2004). Es esperable que este tipo de vulnerabilidad de los cultivos se
incremente en nuestro clima crecientemente volátil, causando un efecto
ondulatorio en toda la cadena alimentaria. Deberíamos tener en cuenta
las implicaciones de vincular nuestra economía energética a ese mismo
volátil y fluctuante sistema alimentario. Este cultivo es
particularmente dependiente de la utilización del herbicida atrazina,
un conocido disruptor endocrino. Dosis bajas de disruptores endocrinos
pueden causar problemas de desarrollo al interferir con catalizadores
hormonales en puntos nodales del desarrollo de un organismo. Hay
estudios que demuestran que la atrazina puede causar anormalidades
sexuales en las poblaciones de ranas, incluyendo hermafrodismo (Hayes
et al 2002).


El maíz requiere grandes cantidades de nitrógeno
químico como fertilizante, uno de los mayores responsables de la
contaminación del agua y el suelo de la “zona muerta” en el Golfo de
México. Las tasas medias de aplicación de nitratos en las tierras de
cultivo estadounidenses oscila entre los 120 y los 550 Kg. de N por
hectárea. El uso ineficiente de fertilizantes de nitrógeno por parte de
los cultivos conduce al escurrimiento de residuos altamente
nitrogenados, sobre todo hacia aguas de superficie y subterráneas. La
contaminación de acuíferos con nitratos se ha extendido en niveles
altamente peligrosos en muchas poblaciones rurales. En EEUU se ha
estimado que más del 25% de las fuentes de agua potable contiene
niveles de nitratos por sobre el standard de seguridad de 45 partículas
por millón (Conway y Pretty 1991). Los altos niveles de nitratos son
peligrosos para la salud humana, y hay estudios que han vinculado la
incorporación de nitratos a la metahemoglobinemia[2] en niños, y cáncer
gástrico, de vejiga y de esófago en adultos.


La expansión del
maíz en áreas secas, como Kansas, requiere de irrigación, aumentando la
presión sobre las ya agotadas fuentes subterráneas como el acuífero
Ongalla en el Suroeste norteamericano. En partes de Arizona, el agua
subterránea ya está siendo extraída a un ritmo diez veces mayor que el
de recuperación natural de esos acuíferos naturales (Pimentel et al
1997).


Soja para biodiésel


Actualmente en EEUU,
la soja es el principal cultivo energético para la producción de
biodiésel. Entre 12004 y 2005 el consumo de biodiésel aumentó un 50%.
Alrededor de 67 nuevas refinerías se encuentran en construcción con
inversiones de los gigantes del agronegocio como ADM y Cargill. Cerca
de un 1,5% de la cosecha de soja produce 68 millones de galones de
biodiésel, un equivalente a menos del 1% del consumo de gasolina. Por
lo tanto, si la totalidad de la cosecha de soja fuera destinada ala
producción de biodiésel, sólo alcanzaría a cubrir un 6% de la demanda
nacional de diesel (Pimentel y Patzek 2005).


La mayor parte de
la soja estadounidense es transgénica, producida por Monsanto para
resistir su herbicida Roundup, hecho con el químico Glifosato (en 2006
se cultivaron 30.3 millones de hectáreas de soja Roundup-Ready, más del
70% de la producción doméstica). La dependencia de la soja resistente
al herbicida conduce a un aumento en los problemas de malezas
resistentes y pérdida de vegetación nativa. Dada la presión de la
industria para incrementar el uso de herbicidas, una creciente cantidad
de tierras serán tratadas con Roundup. La resistencia al glifosato ha
sido documentada en poblaciones anuales de roya, quackgrass, trébol de
serradella y Cirsium arvense.


En Iowa, poblaciones de la
maleza Amaranthus rudis mostraron señales de germinación tardía que les
permite adaptarse mejor a las fumigaciones tempranas, la maleza
velvetleaf demostró tolerancia al glifosato, y la presencia de un tipo
de horseweed resistente al Roundup se ha documentado en Delaware.
Incluso en áreas donde no se ha observado resistencia en las malezas,
los científicos notaron un aumento en la presencia de especies de
malezas más fuertes, como Eastern Black Nightshade en Illinois y Water
Hemp (Certeira y Duke 2006, Altieri 2004).


Actualmente no hay
datos sobre residuos de Roundup en soja y maíz, en tanto los granos no
están incluidos en las regulaciones de mercado convencionales para
residuos de pesticidas. Sin embargo se sabe que en tanto el Glifosato
es un herbicida sistémicamente persistente (aplicado en alrededor de 12
millones de acres de cultivos en EEUU) está presente en las partes
cosechadas de las plantas, y no es completamente metabolizable, por lo
tanto se cumula en zonas meristémicas como las raíces y nódulos (Duke
et al 2003).


Lo que es más, información sobre los efectos de
este herbicida sobre la calidad del suelo es incompleta, sin embargo
las investigaciones han demostrado que es probable que la aplicación de
glifosato esté vinculada a los siguientes efectos (Motavalli et al
2004):


· Una reducción de la habilidad de la soja y el trébol para fijar nitrógeno, afectando indirectamente la simbiosis.

· La presentación de sojas y trigos más vulnerables a las enfermedades,
como se evidenció el año pasado con el crecimiento de Head Blight en el
trigo Fusarium en Canadá.

· La disminución de microorganismos presentes en el suelo, que cumplen
funciones regenerativas necesarias que incluyen la descomposición de
materia orgánica, la liberación y conclusión del ciclo de nutrientes y
la supresión de organizamos patógenos.

· Los cambios potenciales incluyen la alteración de la actividad
microbial en el suelo debido a diferencias en la composición de las
exudaciones de las raíces, alteraciones de las poblaciones microbianas,
y toxicidad los pasajes metabólicos que pueden evitar el crecimiento
normal de bacterias y hongos.

· El glifosato también ha tenido efectos negativos en poblaciones de
anfibios, especialmente en aquellos como el altamente susceptible
renacuajo norteamericano (Relyea 2005).


Implicaciones e impactos para América Latina


Soja


Estados Unidos no será capaz de producir
domésticamente biomasa suficiente para satisfacer su apetito de
energía. En cambio, cultivos energéticos serán sembrados en el Sur
Global. Grandes plantaciones de caña de azúcar, palma africana y soja
ya están suplantando bosques y pastizales en Brasil, Argentina,
Colombia, Ecuador y Paraguay. El cultivo de soja ha causado ya la
deforestación de 21 millones de hectáreas de bosques en Brasil, 14
millones de hectáreas en Argentina, 2 millones en Paraguay y 600.000 en
Bolivia. En respuesta a la presión del mercado global, próximamente se
espera, sólo en Brasil, la deforestación adicional de 60 millones de
hectáreas de territorio (Bravo 2006).


Desde 1995, el total de
tierras destinadas a la producción de soja en Brasil de incrementó en
un 3.2% anual (320.000 hectáreas por año). Hoy la soja -junto a la caña
de azúcar- ocupa un territorio mayor que cualquier otro cultivo en
Brasil con un 21% del total del área cultivada. El territorio total
utilizado en el cultivo de soja se ha multiplicado 57 veces desde 1961,
y el volumen de producción se ha multiplicado 138 veces. 55% de la
soja, o 11.4 millones de hectáreas, es genéticamente modificada. En
Paraguay, la soja ocupa más del 25% de toda la tierra de agricultura.
La deforestación extensiva ha acompañado esta expansión: por ejemplo,
buena parte del bosque atlántico de Paraguay ha sido deforestado, en
parte para el cultivo de soja que abarca el 29% del uso de tierras para
agricultura del país (Altieri y Pengue 2006).


En particular,
grandes índices de erosión acompañan la producción de soja,
especialmente en áreas donde no se implementan ciclos largos de
rotación de cultivos. La pérdida de cobertura de suelo promedia las 16
toneladas por hectárea de soja en el oeste medio norteamericano. Se ha
estimado que en Brasil y en Argentina los promedios de pérdida de suelo
se encuentran entre las 19 – 30 toneladas por hectárea, dependiendo de
las prácticas de manejo, el clima y la pendiente. Las variedades de
soja resistente al herbicida han incrementado la viabilidad de la
producción de soja para los agricultores, muchos de los cuales han
comenzado su cultivo en tierras frágiles propensas a la erosión (Jason
2004).


En Argentina el cultivo intensivo de soja ha llevado a
un masivo agotamiento de los nutrientes del suelo. Se ha estimado que
la producción continuada de soja ha resultado en la pérdida de un
millón de toneladas métricas de nitrógeno y 227.000 toneladas métricas
de fósforo a nivel nacional. Se estima que el costo de recomposición de
nutrientes con fertilizantes es de 910 millones de dólares. La
concentración de nitrógeno y fósforo en las cuencas de los ríos de
América Latina está ciertamente vinculada al aumento en la producción
de soja (Pengue2005).


El monocultivo de soja en la Cuenca del
Amazonas ha tornado infértil parte de los suelos. Los suelos pobres
necesitan de una mayor aplicación de fertilizantes industriales para
obtener niveles competitivos de productividad. En Bolivia, la
producción de soja se expande hacia el Este, áreas que ya sufren de
suelos compactos y degradados. 100.000 hectáreas de tierras agotadas,
antiguamente productoras de soja, han sido abandonadas para pastoreo,
lo que lleva a una mayor degradación (Fearnside 2001). Los
biocombustibles están iniciando un nuevo ciclo de expansión y
devastación de las regiones del Cerrado y la Amazonía. En tanto los
países de América Latina incrementen sus inversiones en cultivo de soja
para biocombustibles, podemos esperar que las implicaciones ecológicas
se intensifiquen.


Caña de azúcar y etanol en Brasil


Brasil
ha producido caña de azúcar para combustible etanol desde 1975. En 2005
había 313 plantas procesadoras de etanol con una capacidad de
producción de 16 millones de metros cúbicos. Brasil es el mayor
productor de caña de azúcar del mundo, y produce el 60% del total
mundial de etanol de azúcar con cultivos de caña de 3 millones
hectáreas (Jason 2004). En 2005, la producción alcanzó un récord de
16.5 billones de litros, de los cuales 2 millones fueron destinados
para exportación. El monocultivo de caña de azúcar por si solo suma el
13% de la aplicación de herbicida a nivel nacional. Estudios realizados
por EMBRAPA (Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria) en 2002
confirmaron la presencia de contaminación vinculada al uso de
pesticidas en el Acuífero Guaraní, atribuible principalmente al cultivo
de caña en el Estado de San Pablo.


Estados Unidos es el mayor
importador de etanol brasileño, importando el 58% del total de su
producción nacional en 2006. Esta relación comercial fue reforzada por
el reciente acuerdo sobre etanol de la administración Bush con Brasil.
Lejos de ser buenas noticias para Brasil, si la propuesta de la
administración Bush sobre el estándar de combustible renovable para el
etanol fuera a ser alcanzado con la caña brasileña, Brasil debería
incrementar su producción con un adicional de 135 billones de litros
por año. El área cultivada se está expandiendo rápidamente en la región
del Cerrado, cuya vegetación se espera habrá desaparecido para el 2030.
60% de las tierras de cultivo de caña son controladas por 340
destilerías (Bravo 2004).


Considerando el nuevo contexto
energético global, los políticos brasileños y oficiales de la industria
están formulando una nueva visión para el futuro económico del país,
centrada en la producción de recursos energéticos para desplazar en un
10% el uso mundial de gasolina en los próximos 20 años. Esto requeriría
quintuplicar el territorio dedicado a la producción de caña, de 6 a 30
millones hectáreas. Los cultivos nuevos conducirán a la apertura de
tierras en nuevas áreas, que probablemente serán objeto de la
deforestación en niveles comparables a los de la región de Pernambuco,
donde sólo resta un 2.5% de los bosques originales (Fearnside 2001).


Eficiencia energética e implicaciones económicas


La
producción de etanol es sumamente intensiva energéticamente. Para
producir 10.6 billones de litros de etanol, EEUU utiliza alrededor de
3.3 millones de hectáreas de tierras, que a su vez tienen un
requerimiento masivo de energía para fertilizar, desmalezar y cosechar
el maíz (Pimentel 2003). Estos 10.6 billones de litros de etanol sólo
proveen el 2% de la gasolina utilizada por los automóviles en EEUU
anualmente.


A instancia de los estudios Shapouri et al (2004)”
de la USDA que reportaron un retorno neto positivo en la producción de
etanol, Pimentel y Patzek (2005), utilizando datos de todos los 50
estados y tomando en cuenta todos los “inputs” de energía (incluyendo
la manufactura y reparación de maquinaria agrícola y equipamiento para
fermentación y destilación) concluyeron que la producción de etanol no
provee un beneficio energético neto. Por el contrario, revelaron que
requiere más energía fósil producirla que la que produce. En sus
cálculos, la producción de etanol de maíz requiere 1.29 galones de
combustibles fósiles por galón de etanol producido, y la producción de
biodiésel de soja requiere 1.27 galones de energía fósil por galón de
diesel producido. En suma, debido a la relativa baja densidad
energética del etanol. Aproximadamente 3 galones etanol son necesarios
para reemplazar 2 galones de gasolina.


La producción de etanol
norteamericana se ha beneficiado anualmente de $3 billones de dólares
en subsidios federales y estatales ($0.54 por galón), que en general se
acrecienta para los gigantes del agronegocio. En 1978 EEUU introdujo un
impuesto al etanol, pero hizo una excepción de 54 centavos por galón
para aquellos utilizados en alconafta (nafta con un 10% de etanol).
Esto resultó en un subsidio de $10 billones de dólares a Archer Daniels
Midland, desde 1980 a 1997 (Bravo 2006). En 2003 más del 50% de las
refinerías de etanol en EUA pertenecían a agricultores. En 2006, el 80%
de las nuevas refinerías pertenecían a sociedades anónimas, con $556
millones en ganancias proyectadas, beneficiando a los productores más
grandes. Para el 2007, se espera que la cifra alcance los $1.3 billones
de dólares.


Seguridad alimentaria y el destino de los agricultores


Los
impulsores de la biotecnología postulan la expansión del cultivo de
soja como una medida de la adopción exitosa de tecnología transgénica
por parte de los agricultores. Pero este dato esconde el hecho de que
la expansión de la soja conduce a una extrema concentración de tierras
e ingresos. En Brasil, el cultivo de soja desplaza once trabajadores de
la agricultura por cada nuevo trabajador que emplea. Este no es un
fenómeno nuevo. En los 70s, 2.5 millones de personas fueron desplazadas
por la producción de soja en Paraná, y 300.000 fueron desplazadas en
Río Grande do Sul. Muchos de estos ahora sintierras fueron a la
Amazonía, donde desmontaron bosques primitivos. En la región del
Cerrado, donde la producción de soja transgénica está en expansión, el
desplazamiento de personas has sido relativamente modesto debido a la
baja densidad de población del área (Altieri y Pengue 2006).


En
Argentina, 60.000 establecimientos agropecuarios fueron excluidos
mientras el área cultivada con soja Roundup Ready se triplicó. En 1998,
había 422.000 granjas en Argentina mientras en 2002 sólo quedaban
318.000, reduciéndose en una cuarta parte. En una década, el área
sojera se incrementó en un 126% a expensas de la producción de lácteos,
maíz, trigo y frutas. En la campaña 2003/2004, se sembraron 13.7
millones de hectáreas de soja, pero hubo una reducción de 2.9 millones
de hectáreas de maíz y 2.15 millones de hectáreas de girasol. Para la
industria biotecnológica, el aumento en el área cultivada de soja y la
duplicación de los rendimientos por unidad son un éxito económico y
agronómico. Para el país, esto implica mayor importación de alimentos
básicos, por ende pérdida de soberanía alimentaria, aumento en el
precio de los alimentos y el hambre (Pengue 2005).


El avance de
la “frontera agrícola” para biocombustibles es un atentado contra la
soberanía alimentaria de las naciones en desarrollo, en tanto la tierra
para producción de alimentos está crecientemente siendo destinada a
alimentar los automóviles de los pueblos del Norte. La producción de
biocombustibles también afecta directamente a los consumidores con un
incremento en el costo de los alimentos. Debido al hecho de que más del
70% de los granos en EUA son utilizados como piensos, se puede esperar
que al doblar o triplicar la producción de etanol suban los precios del
maíz, y como consecuencia, el precio de la carne. La demanda de
biocombustible en EEUU ha estado vinculada a un incremento masivo en el
precio del maíz que condujo a un reciente aumento del 400% en el precio
de la tortilla en México.


Cambio Climático


Uno
de los principales argumentos de quienes abogan por los biocombustibles
es que estas nuevas formas de energía ayudarán a mitigar el cambio
climático. Promoviendo el monocultivo mecanizado que requiere de
agroquímicos y maquinarias, lo más probable es un aumento en las
emisiones de CO2 como resultado final. Mientras los bosques captores de
carbono son eliminados para abrirle el camino a los cultivos destinados
a los biocombustibles, las emisiones de CO2 aumentaran en vez de
disminuir. (Bravo 2006, Donald 2004).


Mientras los países del
Sur entran en la producción de biocombustible, el plan es exportar gran
parte de su producción. El transporte a otros países aumentará en gran
medida el uso de combustible y las emisiones de gases. Lo que es más,
convertir biomasa vegetal en combustible liquido en la refinerías
produce inmensas cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero
(Pimentel y Patzek 2005).


El cambio climático global no será
remediado por el uso de biocombustibles industriales. Será necesario
hacer un giro fundamental en los patrones de consumo del Norte Global.
El único modo de detener el calentamiento global es una transición del
modelo de agricultura industrial a gran escala hacia uno de agricultura
orgánica y a pequeña escala, y disminuyendo el consumo mundial de
combustible por medio de la conservación.


Conclusiones


La
crisis energética –por el sobre-consumo y el cenit del petrolero- ha
proporcionado la oportunidad para tejer poderosas alianzas globales
entre las industrias del petróleo, los granos, la ingeniería genética y
la automotriz. Estas nuevas alianzas entre alimentos y combustibles
están decidiendo el futuro del paisaje agrícola mundial. El boom de los
biocombustible consolidará su control sobre nuestros sistemas
alimentarios y energéticos, y les permitirá determinar qué, cómo y
cuánto se producirá, resultando en más pobreza rural, destrucción
ambiental y hambre. Los grandes beneficiarios de la revolución de los
biocombustibles serán los grandes del mercado de los granos, incluyendo
a Cargill, ADM y Bunge; compañías de petróleo como BP, Shell, Chevron,
Neste Oil, Repsol y Total; compañías automotrices como General Motors,
Volkswagen AG, FMC-Ford France, PSA Peugeot-Citröen y Renault; y
gigantes de la biotecnología como Monsanto, DuPont, y Syngenta.


La
industria de la biotecnología esta utilizando la actual fiebre del
biocombustible para lavar su imagen desarrollando y diseminando
semillas transgénicas para la producción energía, no de alimentos. Ante
la creciente desconfianza y el rechazo publico que se viene
manifestando por los cultivos y alimentos transgénicos, la
biotecnología será usada por las corporaciones para maquillar su
imagen, argumentando que desarrollarán nuevas semillas genéticamente
modificadas para la producción optimizada de biomasa o que contienen la
enzima alfa-amilasa que permitirá dar comienzo al proceso de etanol
mientras el maíz continua en el campo- una tecnología que, argumentan,
no tendría impactos negativos en la salud humana. La diseminación de
este tipo de semillas en el ambiente agregará otra amenaza ambiental a
aquellas relacionadas al maíz GM que en el 2006 los 32.2 millones de
hectáreas: la introducción de nuevos eventos en la cadena alimentaria
humana como ha ocurrido con el maíz Starlink y el arroz LL601.


En
tanto los gobiernos son seducidos por las promesas del mercado global
de biocombustibles, dieron surgimiento a planes nacionales de
biocombustibles que limitarán sus sistemas agrícolas a la producción de
gran escala, monocultivos energéticos, dependientes de la utilización
intensiva de herbicidas y fertilizantes químicos, así desviando
millones de valiosas hectáreas de cultivo que de otra forma podrían ser
destinadas a la producción de alimentos. Es enormemente necesario un
análisis social que anticipe las implicancias del desarrollo de
programas de biocombustibles sobre la seguridad alimentaria y el
medioambiente en países pequeños como el Ecuador. Este país planea
expandir 50,000 hectáreas la producción de caña de azúcar, y habilitar
100,000 hectáreas de bosque natural para plantaciones de aceite de
palma. Las plantaciones de aceite de palma ya están causando desastres
ambientales en la región Colombiana del Choco (Bravo 2006).


Claramente,
los ecosistemas de las áreas en donde se está produciendo agricultura
para biocombustibles se están degradando rápidamente. La producción de
biocombustibles no es ambiental ni socialmente sustentable ahora ni en
el futuro.


Es también preocupante que las universidades
públicas y los sistemas de investigación (por ejemplo el acuerdo
recientemente firmado por BP y la Universidad de California-Berkeley)
son presas fáciles de la seducción de los grandes capitales y la
influencia del poder político y corporativo. Además de las implicancias
de la intromisión de los capitales privados en la definición de las
agendas de investigación y la composición de la academia –que desgasta
la misión pública de las universidades en beneficio de los intereses
privados- es un atentado a la libertad académica y el gobierno de las
facultades. Estas sociedades impiden que las universidades se
involucren en una investigación imparcial, e imposibilitan que el
capital intelectual pueda explorar verdaderas alternativas sustentables
a la crisis energética y el cambio climático.


No hay duda en
que la conglomeración del petróleo y el capital de la biotecnología
decidirá cada vez más sobre el destino de los paisajes rurales de las
Américas. Sólo alianzas estratégicas y la acción coordinada de los
movimientos sociales (organizaciones campesinas, movimientos
ambientalistas y de trabajadores rurales, ONGs, asociaciones de
consumidores, miembros comprometidos del sector académico, etc.) pueden
ejercer una presión sobre los gobiernos y empresas multinacionales para
asegurar que estas tendencias sean detenidas. Y más importante aun,
necesitamos trabajar en conjunto para asegurarnos que todos los países
adquieran el derecho a conseguir su soberanía alimentaria por vía de
sistemas de alimentación basados en la agroecología y desarrollados
localmente, de la reforma agraria, el acceso a agua, semillas y otros
recursos, y políticas agrarias y alimentarias domesticas que respondan
a las necesidades de los campesinos y los consumidores, en especial de
los pobres.


Miguel A. Altieri es profesor de Agroecología. Universidad de California, Berkeley.

Elizabeth Bravo de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos. Quito, Ecuador




Referencias


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Altieri,
M.A. (2004), Genetic engineering in agriculture: the myths,
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Bravo,
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encendiendo el debate sobre biocommustibles. Accion Ecologica, Quito,
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Certeira, A.L. and S.O. Duke 2006 The current status
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Pimentel, D and H. Lehman 1993 The pesticide question. Chapman and Hall, New York


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Pimentel, D. et al 1997 Water resources: agriculture, environment and society. BioScience 47: 97-106


Pimentel. D. et al 1995 Environmental and economic costs of soil erosion and conservation benefits. Science 276: 1117-1123


Pimentel,
D and T.W. Patzek 2005 Ethanol production using corn, switchgrass, and
wood; biodiesel production using soybean and sunflower. Natural
Resources Research 14: 65-76


Relyea, R.A. 2005. The Impact of
Insecticides and Herbicides on the Biodiversity and Productivity of
Aquatic Communities, Ecological Applications 15 : 618-627


Shapouri, H. et al 2004 The 2001 net energy balance of corn ethanol. USDA, Washington DC.


Notas:


[1] Ver Colin Campbell


[2]
Debido a una deficiencia de la enzima diaforasa, la sangre de las
víctimas de met-Hb reduce su capacidad de trasportar oxígeno. En lugar
de ser color roja, la sangre arterial de las víctimas de la met-Hb
victims es marrón. Esto resulta en que la piel de los enfermos
caucásicos se torne azulada (por eso la referencia a los “hombres
azules”). Los niños de menos de 6 meses son particularmente
susceptibles a la methemoglobinemia causada por nitratos ingeridos en
el agua, deshidratación causada usualmente por gastroenteritis con
diarreas, sepsis y anestésicos tópicos que contengan benzocaína. (Ver)


Boletín N° 235 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos

La Haine








domingo, 22 de junio de 2008

ASÍ EVADEN LAS 4 ENTIDADES DEL " CAMPO"

los impuestos que deberían ser para salus,
educacion y demás prioridades y que si bien el gobierno no destina bien
esos fondos, la evasión es una muestra de hipocresia y egosimo total.




El PaísTamaño de textoEnviarImprimir
SIRVEN PARA ALMACENAR TRES MILLONES DE TONELADAS DE SOJA Con satélites, detectaron 10.000 silos sin declarar en Buenos Aires

El equipo de inteligencia fiscal de la Provincia los descubrió gracias
a un programa basado en tecnología de punta. Ahora ARBA reclama 100
millones de pesos en impuestos impagos a grandes propietarios rurales.
Por: Daniel Santoro

1 de 3

Gracias a una
sofisticada tecnología satelital y cuatro años de investigaciones, un
equipo de inteligencia fiscal bonaerense detectó 10.135 silos de granos
sin declarar al fisco en la provincia.

Para tener una idea de
la magnitud de la evasión fiscal para la que podrían servir estos silos
se precisó que tienen capacidad para almacenar 3 millones de toneladas
de soja: $ 1.719 millones.

La investigación del equipo de
inteligencia de la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) que
dirige Santiago Montoya no incluyó a las silobolsas, cuyo uso creció
con el paro rural.

Por esas y otras maniobras de evasión, la
Provincia ya inició juicios de apremio en los cuales reclama a más de
16 mil terratenientes 101.536.000 pesos en impuestos impagos. Es tanto
por el impuesto inmobiliario como por patentes, ingresos brutos y
embarcaciones (ver "Más maniobras..."). Estos y otros datos están
incluídos en un informe que Montoya elevó esta semana al gobernador
Daniel Scioli y al que accedió Clarín en exclusiva.


Dirigentes rurales rechazaron la denuncia de Montoya. Dicen que no
deben pagar impuestos por los silos sino por los granos, pero Montoya
afirma que tienen que tributar por toda mejora que hagan en sus campos
como poner silos.

Estos morosos son propietarios de campos
valuados en más de un millón de dólares. Unos 600 de ellos usan
tarjetas de créditos emitidas por bancos del exterior como el Bank of
America, Merrill Lynch, Citibank o Chase Manhattan, entre otros, para
ocultar su gastos al fisco argentino. Por ejemplo, uno compró una
cartera Luis Vuitton, como las que usa Cristina Kirchner, en 5.490
pesos. Decenas de ellos registran pagos de viajes a Punta del Este o
Miami. Y, por lo menos, 934 viven en countries privados del GBA como el
Santa Bárbara.

El equipo de inteligencia fiscal de Montoya se
centró en el 7 por ciento de los dueños de campos de la provincia que
concentran el 48 por ciento de la tierra. La campaña antievasión de
ARBA en el campo se focaliza en propietarios de más de 50 hectáreas, no
en chacareros. Una hectárea equivale a 10.000 metros cuadrados.


La investigación comenzó hace 4 años atrás cuando Montoya mandó un
técnico a Italia para estudiar cómo usar las fotografías satelitales
para descubrir cultivos no declarados (ver "Rayos infrarrojos...").
Esta tecnología permitió luego "digitalizar las 6 millones de parcelas"
que tiene esta provincia con un territorio como el de Francia.


La subvaluación de los grandes campos de Buenos Aires es un problema
histórico de la provincia que hasta ahora no podía resolver por métodos
tradicionales por ser una superficie enorme.

Los nombres de
estos morosos, buena parte de ellos tienen apellidos patricios, serán
revelados próximamente en el sitio de la provincia

martes, 17 de junio de 2008

Los verdaderos bandidos rurales

Lock out de los agroexportadores: los verdaderos bandidos rurales

Por El militante -
Tuesday, Jun. 17, 2008 at 10:16 AM


Se cumplen tres meses de conflicto en el
sector agropecuario, y todavía el grueso de las familias trabajadoras
asiste como espectador pasivo al mismo, en medio de la escalada
inflacionaria y el deterioro de su calidad de vida.


En los últimos días el conflicto se agravó cuando
los dueños de los camiones decidieron bloquear las rutas en protesta
por los cortes de ruta de los propietarios del campo que impiden el
paso de sus camiones.

Ahora se habla de la politización del
conflicto. Pero la verdad es que sólo en términos políticos puede
entenderse el conflicto, y más aún resolverlo. El sector que agrupa a
la gran burguesía agropecuaria y enfrenta el gobierno sabe que se
acotan los tiempos. Quiere poner fin a una protesta que ya no da más, y
teme que la realidad muestre a las claras que su único interés en la
protesta es mantener sus enormes ganancias, a costa de los
trabajadores, vía suba de precios o con subsidios estatales. El resto
de la burguesía también lo tiene claro, por eso en Rosario - a pesar de
ser uno de los epicentros de la protesta- las diferentes asociaciones
empresariales rechazaron el 2 de junio sumarse al “paro” de solidaridad
solicitado por los “ruralistas”, mostrando su “absoluto desacuerdo” con
la medida (Clarín, 30/05).

Quiénes definen el conflicto


¿Por qué la Federación Agraria (FA), cuyos vínculos la situaron
históricamente dentro del llamado “campo popular”, está teniendo un
papel tan relevante en una protesta junto a los grandes terratenientes
y agroexportadores, sabiendo que sin su participación el conflicto no
tendría pilares para sostenerse?

Hay que decirlo por mucho
que no guste; los cambios operados en la cadena de producción y
comercialización agropecuaria, ha licuado en el tiempo presente los
intereses propios de los pequeños productores, subordinándolos
estrechamente a los grandes pulpos del resto de la cadena. Para ello
fue vital la experiencia del menemismo, que además de liquidar
conquistas importantes del movimiento obrero, dejó librado a su suerte
a los pequeños productores genuinos reduciéndolos a su mínima
expresión, lo que favoreció el desalojo de sus tierras y la
concentración de la propiedad, creando las bases para una nueva
división del trabajo en el campo y una anarquía mayor de la producción
agropecuaria.

A través de los llamados “pools” de siembra, el
alquiler de tierras, las acopiadoras, la subcontratación de labores, se
ha formado una tupida red de intereses comunes entre los pequeños, los
medianos y los grandes productores, en determinadas regiones del agro
argentino, y entre éstos y los monopolios exportadores, que son los que
explican esta unidad, aparentemente granítica, de todas las clases
poseedoras del campo.

No sorprende, entonces, que la FA no
defienda siquiera que el aumento de las retenciones móviles esté
discriminado a favor de los pequeños productores, como exige la
izquierda, sino que la reducción de las retenciones sea la misma para
todos, chicos y grandes. Tampoco considera relevantes las concesiones
formales a los pequeños productores y monotributistas, anunciadas por
el gobierno, de devolverles las retenciones móviles y subsidiarles los
fletes hasta los puertos.

Y sin embargo, la FA, más allá de
su voluntad y la de sus representados, cumple ahora el triste papel de
idiota útil, porque ahora la burguesía trata por todos los medios de
finalizar esta experiencia del lock out, mientras que Buzzi y De
Angeli, se empeñan en mantenerlo por la presión de sus bases, que
creyeron a los grandes propietarios agropecuarios cuando decían que
iban a luchar hasta el final.

Si la CGT defendiera los
intereses de los trabajadores genuinamente, ya hubiera desarticulado el
frente de la FA con las grandes patronales agropecuarias, denunciando
la situación de los peones rurales, el aumento de la canasta de
alimentos, la depreciación de los salarios, los millonarios subsidios a
los empresarios, habría puesto a la FA en una disyuntiva de hierro, al
tiempo que clarificaría en millones de trabajadores la posición
correcta tanto frente a los agroexportadores como frente al gobierno.
Pero su alianza estratégica con el gobierno le impide ir tan lejos,
porque tampoco quiere ser desbordada por la movilización obrera, de
allí que esté en las penumbras de este conflicto. No es casualidad que,
en el medio del conflicto, la UOM arrancara un aumento salarial de 32%.
El malestar de la clase obrera es más tangible de lo que se pueda
pensar, tanto como que la protesta agraria no suma gran adhesión en los
grandes centros urbanos donde se concentra el movimiento obrero del
país.

De tibios e inmorales

Claro que si ya casi
nadie desea el conflicto, lo extraño es su duración. Por un lado, el
gobierno no puede dar marcha atrás abiertamente. Fue golpeado desde el
principio, manifestando cierta torpeza, perdió un ministro de economía,
y se desgastó muy fuerte la imagen de la presidenta. La oposición logró
darse un cierto “baño de masas” pero sólo como un convidado, sin
protagonismo, fragmentada, pero consiguió cierta revitalización. El
gobierno quiere salir del conflicto sin sentirse derrotado, y no puede
dar más concesiones de las que ya hizo.

Por el lado de los
pulpos, ya hubieran levantado el lock out hace mucho, pero las
entidades se han excedido en su rol y están un tanto fuera de control.
Ocurre que las mismas no le pueden decir a miles de pequeños y medianos
productores que, aunque el gobierno redujera las retenciones, nada va
cambiar, porque el problema mayor no son las retenciones del Estado
sino ellos mismos: los grandes propietarios, los pools de siembra, las
acopiadoras, los monopolios de fabricantes de semillas y agroquímicos,
los mismos que los perjudican día a día, levantando a su costa montañas
de dinero.

El conflicto agropecuario no da más, sólo existe
un problema de formas: cómo ocultar la realidad a los productores de
poca envergadura y a las familias trabajadoras.

No obstante,
debemos advertir contra cualquier intento de los empresarios, de la
ciudad y del campo, que traten de descargar sobre los trabajadores los
efectos directos o indirectos del conflicto agropecuario (cesantías,
impago de horas extras, recortes salariales, etc.). Los trabajadores no
tenemos ninguna responsabilidad por esta crisis y debemos apelar a las
medidas de fuerza necesarias para enfrentar cualquier amenaza.

Una salida obrera y socialista al conflicto del campo


Desde la Corriente Socialista El Militante nunca apoyamos este lock
out, pues no estaban en juego los intereses del pequeño productor ni de
la clase obrera en su conjunto.

Si la dirección de la FA
hubiera levantado un pliego de reivindicaciones propio y al margen de
las grandes patronales entidades agrarias, se hubiera justificado
nuestro apoyo y el de los trabajadores. Pero no fue el caso. Por eso es
lamentable que los dirigentes de grupos de izquierda como el PCR o el
MST traspasaran una cuestión de principios, poniéndose codo a codo con
los intereses del enemigo de clase en contra de los intereses de los
trabajadores, sin exigirle siquiera a la FA que rompiera su frente con
la Sociedad Rural. En sentido contrario, la dirección del PC apoyó
acríticamente al gobierno en este conflicto.

Sólo un programa
socialista que vincule los intereses de la clase obrera de la ciudad y
el campo con las demandas más progresivas del pequeño propietario puede
cortar de raíz el bloque reaccionario en el campo que ata al pequeño
productor y a sectores de la clase obrera del interior, tras los
reclamos de los grandes capitalistas agropecuarios.

A la
expropiación de la gran propiedad terrateniente (el 80% de la tierra
cultivable en Argentina), debemos añadir la nacionalización de los
monopolios (agroexportadores, redes de comercialización, producción de
insumos) y la nacionalización de la Banca, que permitiría otorgar
créditos baratos a interés mínimo para trabajadores y pequeños
productores.

Todo esto permitiría abaratar costos e integrar
a los pequeños productores en unidades de producción mayores,
estrechamente asociadas a un plan nacional de producción en interés de
la mayoría de la sociedad, donde la gran propiedad territorial e
industrial esté en manos de los trabajadores.

miércoles, 11 de junio de 2008

CAMPO GRANDE : Los Trabajadores agroindustriales en la escena

MENDOZA: CRIMINALIZACION DE LA LUCHA
Trabajadores ajeros de la empacadora Campo Grande consiguen un fallo histórico

aclaracion Por Noticiero Popular para Prensa De Frente - “El trabajador es una herramienta más que pueden explotar para ganar más capital. Nos tienen como animales, hemos trabajado 10 años con esta modalidad, queremos revertir eso”. Desde hace varios meses, luego de sufrir una violenta represión policial ordenada por la justicia, los trabajadores ajeros de la empresa “Campo Grande” continúan luchando por la reincorporación y la dignificación de las condiciones laborales en el campo. Actualmente ganaron un recurso de amparo en un fallo histórico que obliga a la empresa a reincorporarlos. Sin embargo, la lucha sigue al interior de la empresa. Coversamos con compañeros y compañeras trabajadoras que nos comentaron el origen de su lucha y la situación actual. ¿Qué pasó con los compañeros despedidos? ¿Qué pasó con los responsables directos e indirectos de la represión?

El negocio ajero en Mendoza: explotación + exportación

La industria del ajo en Mendoza es un negocio capitalista por demás rentable. Argentina es el cuarto productor y el segundo exportador mundial y Mendoza produce el 83% del ajo en el país. Esto genera en la provincia ganancias extraordinarias. Un pequeño grupo de 20 empresas, lideradas por Campo Grande y Sanes, concentra la totalidad de la actividad de corte, limpieza y empaque, que emplea a más de 28.000 trabajadores bajo el sistema tercerizado de “cooperativas de trabajo”.

La empresa empacadora, ubicada en Rodeo del Medio, del Departamento de Maipú, es entonces, una de las principales exportadoras argentinas de Ajo. En su planta los casi 600 empleados, con la modalidad de trabajo temporario, están tercerizados en cooperativas fraudulentas a pesar de que la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) lo impide. Durante años en estas fábricas nadie se animó a quebrar la dictadura de la empresa, hoy la lucha se fortalece.

De cómo el empresario “soluciona” sus conflictos I: patota, policía y represión

El 29 de noviembre de 2007, unos 300 Obreros y Obreras de la Empacadora fueron brutalmente reprimidos por los Cuerpos de Infantería y la Policía de Mendoza dejando innumerables heridos por la cobarde golpiza dada a mujeres, jóvenes y adultos mayores. El conflicto comienza cuando la cooperativa intenta, una vez más, cambiar de nombre para seguir evadiendo impuestos, aportes y otros “obstáculos” de la LCT. Algunos trabajadores se niegan a firmar, sobre todo las trabajadoras de la parte de deschalado y pelado de ajo. “Les dijimos que no firmen nada, no firmen nada porque siempre nos tratan de joder”, relata una de las trabajadoras.

Tras los primeros reclamos y la elección de 23 delegados, la patronal prohíbe la entrada, con patovicas armados, de más de un centenar de trabajadores (los delegados, sus familiares y amigos). Unas 300 obreras y obreros respondieron cortando las 4 entradas de la planta, exigiendo el fin de la "Cooperativa de trabajo" fraudulenta y las condiciones laborales esclavistas. La empresa encerró a otros 300 trabajadores que se encontraban dentro de la planta cuando estos se quisieron plegar a la medida de sus compañeros. A pocas horas de que comenzara la medida, tanto el Gobierno de Cobos como el electo Jaque se negaron a abrir una negociación con los trabajadores, y tras la orden de la Fiscal Giner, las fuerzas de la Policía se lanzaron bestialmente contra las trabajadoras y obreros indefensos dejando innumerables heridos y detenidos, además de los 33 obreros despedidos. Los efectivos declararon para Canal 9 de Mendoza que utilizaron “armas de última generación”.

La fiscal Liliana Giner, por su parte, declaró a la prensa en la puerta de la empresa que iba a procesar a los detenidos por el “delito de resistencia”, y que “no han habido mujeres golpeadas”, ya que “la policía actúo lo más correctamente posible”.

En los días que siguieron a la represión los obreros se movilizaron, marcharon, se presentaron en la Subsecretaria de Trabajo, en la Cámara de Diputados, acudieron al Sindicato de Frutas Frescas y Hortalizas, pero no obtuvieron respuestas definitivas. Se retomaron las medidas de lucha, con cortes de la ruta 50, huelga y movilización de todos los trabajadores frutihortícolas. Todos los sindicatos se solidarizaron ante la brutal represión que habían sufrido. 1500 obreros se movilizaron repudiando la represión y para acabar el Fraude laboral, ya no eran sólo los de Campo Grande, delegaciones de Bachochi, Basile y otros galpones se sumaron a la movilización que irrumpió en el centro de Mendoza. “Dijimos NO a la patronal, creíamos que no teníamos derecho a reclamo, que el patrón era Dios hasta que nos dimos cuenta”.

De cómo el empresario “soluciona” sus conflictos II: discriminación, sumisión y amenazas

Además de haber puesto en “listas negras” a los delegados, los abusos, amenazas, insultos, aprietes de los “encargados” son parte de la cotidianidad vivida por los trabajadores y trabajadoras, sobre todo a partir de que decidieron cortar con años de explotación. “Nos dicen que no nos metamos, que somos negros de mierda, nos amenazan con que hay mucha gente desocupada, nos dicen: ´es muy feo estar sin trabajo y no tener que darle de comer a los niños`. Así muchos compañeros se han asustado, dicen que van a cerrar por culpa de los que han echado y de los que siguen manifestándose desde adentro. La gente que entró nueva no se quiere meter”. Reconocen que el maltrato se soporta por querer cuidar el trabajo, todos tienen familias que mantener, por eso “el trabajador agacha la cabeza”.

Sin embargo, los trabajadores no dan el brazo a torcer: “quieren que firmemos renunciando a la lucha. Son muchos años de esclavitud, pero no somos estúpidos. Quieren que sigamos trabajando callados la boca. Estamos organizados para seguir esta lucha. Vamos a hacer un sindicato ajero para afiliar a todos los trabajadores, para protegernos. Si somos conciente en la lucha, la lucha no muere. Si somos muchos, la ganamos”.

De cómo trabajan los ajeros en Campo Grande: al sol y sin sombra... sin baño, sin descanso, sin aportes... La “bendita tercerización”

Los trabajadores y trabajadoras de Campo Grande NO son trabajadores y trabajadoras de Campo Grande. ¿Cómo? A través de la tercerización de los contratos y la aparición de las cooperativas de trabajo que prestan servicios a empresas ajeras “Son como pulpos que abarcan todos los galpones de ajo”. Esta modalidad está prohibida, de acuerdo a un convenio colectivo firmado por compañías del sector, que establece que es la empresa quien debe tomar a sus trabajadores en relación de dependencia, imposibilitando el uso de cooperativas en el sector.
Sin embargo, violan no sólo ese punto de la ley, los trabajador@s aparecen como socios, pero en la realidad son sometidos a un trabajo esclavo, no se cumple ni en lo mínimo la situación de socio de cooperativa (la cual trabaja en la ilegalidad, nunca llama a elecciones, no hay asambleas, etc.); además de no tener obra social, ni vacaciones, ni jubilación (a pesar que se les descuenta el 10% del sueldo para estos aportes que no son realizados). También figuran como “monotributistas” teniendo incluso “deudas por aportes al Estado” (verdadero garante del trabajo en Negro del 40% de los asalariados mendocinos) que llegan a los $4.000. Toda esta situación era ignorada por los trabajadores hasta el momento del conflicto.

Las condiciones de trabajo a las que son sometidos los obreros y trabajadoras hablan de esclavismo y explotación: “nos tratan como animales”. Trabajan a destajo, por lo que para subsistir, se alargan las jornadas y se trabaja sin descanso sin reconocimiento de horas extras. “Es un trabajo de esclavo, nunca tenemos derecho a nada. Trabajamos entre 14 y 16 horas por día, de lunes a sábado. Y así, no hacemos más nada.” Trabajan de sol a sol, sin infraestructura básica: baños, sombras donde descansar, etc.

Además, denunciado por los propios trabajadores en la Subsecretaría de Trabajo, hay menores trabajando sobre todo en el sector de corte, en el campo. Ambas situaciones, sabidas por el gobierno, continúan sin solución: “Al Sr. Puga, de la Comisión de Derechos y Garantías, le pedimos blanqueo y reincorporación. Solo garantizó la reincorporación. Es trabajo en negro sabido por el gobierno”

Gracias a esta farsa de contratación indirecta, las patronales del ajo mantienen a los trabajadores en una situación de semi-esclavitud, fuera de toda norma básica del derecho laboral. Esto es reforzado por los tratos con el poder político que mantiene a la empresa impune.

Un fallo inédito a favor de los trabajadores

Con el pasar de los meses, a pesar de que siguió la lucha judicial, presentando recursos de amparo, muchos de los trabajadores, cansados y desgastados con tantas vueltas, eligieron hacerle juicio a la empresa. Sólo dos trabajadores siguieron con el recurso de amparo, obteniendo un triunfo judicial sin antecedentes en el país: la justicia obliga la inmediata reincorporación de los dos trabajadores

De ellos, sólo uno está trabajando, porque el otro compañero, al ser trabajador temporario, debe esperar la temporada para reincorporarse. Sin embargo, estando dentro de la empresa, sufre de presiones, amenazas, persecución y discriminación. Le otorgan el trabajo más pesado, sin rotación. “Quieren quebrarme el cuerpo, llevo una semana y media y ya tengo parte de enfermo”.

Lo que exigen los trabajadores: Basta de trabajo esclavo

- Reincorporación de los trabajadores despedidos. Castigo a los responsables de la represión. Dignidad, trabajo y salario digno.
- Que los niños no tengan que salir a trabajar con sus padres por los salarios miserables o por no tener donde dejarlos. Salario familiar.
- Blanqueo del trabajo, reconocimiento de aportes y antigüedad. No a la tercerización.

Además, culpabilizan y responbilizan a la empresa, a la cooperativa y a la participación sindical por la muerte de uno de sus compañeros, Juan Carlos Erazo, quien el 9 de abril de 2008, murió como consecuencia de un absceso cerebral, producto de la violenta represión sufrida el 29 de noviembre, él fue uno de los obreros más golpeados por la policía. Para sus familiares, el deceso de este trabajador está íntimamente ligado con la golpiza a la que fue sometido durante la represión.

“Erazo nos dejó una lección: se fue sólo por reclamar sus derechos. Su muerte no puede quedar impune. Tenemos toda la fuerza. Compañero Erazo, PRESENTE”.

martes, 3 de junio de 2008

Conflicto con el campo La renta agraria, otra vez en el centro de la política

Conflicto con el campo
La renta agraria, otra vez en el centro de la política

Eduardo Lucita*

El conflicto superó rápidamente las razones que le dieron origen, las retenciones móviles y un esquema de cálculo que pone un techo a las ganancias extraordinarias derivadas de la creciente demanda de los mercados mundiales. Lo que comenzara como una cuestión económica merodea ahora los bordes de la crisis política.
Desde la perspectiva económico-técnica el problema esta resuelto desde hace días. El gobierno concederá más de lo que reconozca pero en su lógica de poder no puede hacerlo sin antes recuperar autoridad política. El "campo" está en general de acuerdo con las soluciones pero no puede aceptarlas sino haciendo la parodia de una negociación, porque quiere hacer valer a futuro la fuerza social acumulada.
Así el conflicto semeja cada vez más una suerte de juego de espejos, donde las conducciones enfrentadas sólo se superan a sí mismas, en un marco donde la sociedad da muestras de cansancio de tantas idas y vueltas
Una convicción comienza a instalarse, habrá un antes y un después de este conflicto. El gobierno no podrá eludir el fuerte costo político, menos aún en un marco inflacionario que ya corroe tanto los ingresos de los trabajadores y sectores populares, como los de las capas medias acomodadas, que el gobierno se muestra impotente de controlarlo. Mientras la derecha –aun carente de liderazgo y organización- ha encontrado una base social de importancia.
Los tiempos por venir serán sin duda testigos de nuevas confrontaciones

Nada es lo que parece o se dice

Las diferentes organizaciones representativas del campo (1), unificadas como nunca antes, cuestionaron las retenciones móviles no solo en defensa de sus ganancias sino como instrumento válido para desacoplar los precios internacionales de los locales y disminuir así el impacto inflacionario por suba de los precios de los llamados "bienes salarios".
Pero esto no puede ocultar que detrás de la objeción a las retenciones móviles –y su intento de minimizarlas- están planteando un programa que erradique las restricciones al mercado exportador de carnes, granos y aceites. La eliminación de las retenciones vendrá después… No se explicita como tal pero hay también una impugnación a la intervención estatal en la economía. Se rechazan medidas reguladoras implementadas por el gobierno, por moderadas que estas sean, y la posibilidad de distribución de la renta que llevan implícitas.
A este accionar corporativo se sumó la derecha política, que vio en el lock-out agrario la posibilidad de establecer una plataforma que intenta retrotraer la situación al período anterior al 2001.
El gobierno nacional se topó con una reacción que no esperaba y buscó en todo momento defender la acción legitima del Estado por apropiarse de renta extraordinaria –como es la que surge de la excepcional demanda internacional- argumentando que esta es esencial para una política de distribución de la riqueza y lucha contra la inflación. Claro que esto es parcial, el principal cultivo sujeto a retenciones es la soja que no incide demasiado en el mercado interno en la coyuntura, aunque sí desplaza a otros cultivos y por lo tanto reduce su oferta.
Es claro además que el incremento de las retenciones tiene su costado fiscalista, una necesidad para seguir manteniendo los subsidios –si no fuera por ellos las tarifas de los servicios públicos estallarían con su impacto sobre la inflación- y hacer caja para afrontar los pagos de la deuda que, como ya se adelantó varias veces desde esta columna, crece automáticamente y sus pagos o refinanciaciones son cada vez más pesados.
Incapacidad e impericia, errores de cálculo político y de implementación técnica unificaron el frente opositor y resquebrajaron el tejido de alianzas construido en el primer período kichnerista, esto se ha reflejado también al interior del partido justicialista.
En este contexto el gobierno volcó sus esfuerzos tratando de recuperar presencia política, la reciente convocatoria al Partido Justicialista no es más que un intento de disciplinar a la tropa que da muestras de disgregación. Sin embargo cualquiera sea el resultado no sale bien parado de el, y es notorio que la figura de la presidenta se ha desdibujado. (2)

Una disyuntiva irreal

Desde el primer momento se intentó instalar en la sociedad que se trataba de una disputa entre la tradicional oligarquía agrícola-ganadera y un gobierno nacional-popular-reformista. Sin embargo no todo es como parece.
Si una virtud tiene este conflicto es que ha echado luz sobre la estructura social del campo. Los datos que surgen del Censo del 2002 muestran que su actualidad poco o nada tiene que ver con la antigua y casi feudal estructura agraria.
Los ruralistas que pueden referenciarse en la vieja oligarquía hoy forman parte de la nueva burguesía terrateniente, son accionistas de grandes sociedades anónimas o miembros de fondos de inversión. Su contrapartida, aquellos descendientes de los arrendatarioa y aparceros que dieron origen al "Grito de Alcorta" en 1912, son hoy dueños de sus tierras, explotan mano de obra -por lo general en negro-, cuando no se han convertido en rentistas alquilando sus tierras a los "pool" de siembra. Tal vez aquí este la razón oculta de esta alianza, impensada poco tiempo atrás, entre la FAA y la SR.
Es que el gran capital, sobre todo financiero, ha ingresado a la actividad agrícola-ganadera. Con los desmontes, el desplazamiento de poblaciones originarias de sus tierras ancestrales y el daño ambiental que esto supone se incorporaron millones de hectáreas de tierras fértiles y se expandió la frontera agropecuaria. La superficie cultivable creció más de un 35% y en los últimos 10 años la producción de granos pasó de 45 a 95 millones de toneladas.
En el campo argentino se verifican hoy las tendencias que adelantara el economista belga Ernest Mandel (3) en el inicio de los ’70 y que caracterizara como "industrialización agraria". Junto con las innovaciones tecnológicas en la siembra, riego, cosecha y almacenaje se han impuesto criterios de eficiencia, productividad, competitividad y rentabilidad propios de las grandes empresas. Argentina es hoy el principal exportador de oleaginosas del mundo y junto con Brasil el mayor núcleo productivo mundial en materia de granos y aceites.
Este gobierno, que no es lo mismo que los anteriores entre otras cosas porque es resultado directo de la revuelta popular de diciembre 2001 y expresa los cambios operados al interior del bloque de clases dominantes, está montado y a su vez es impulsor de un ciclo expansivo de la economía que refleja tendencias mundiales
Hay elementos de ruptura con el pasado pero también muchos de continuidad. Por otra es evidente que el modelo "neodesarrollista" que encarna la administración kirchnerista emerge del propio seno del "neoliberalismo", y encuentra allí parte de sus limitaciones.
Prueba de ello es la contradictoria situación de un gobierno que en la defensa de las retenciones móviles embistió contra "… la sojisización del país", cuando si se revisan los años pasados se verá que se apoyó en el modelo sojero y lo potenció, desde la primera fase de su administración. Mas aún, en medio de las negociaciones propuso crear una suerte de junta reguladora privada controlada por… los pulpos cerealeros
Si alguna otra evidencia faltara para confirmar la existencia de vasos comunicantes: ni gobierno ni ruralistas, pusieron en el banquillo a esas cerealeras exportadoras que se llevan la parte del león del negocio granífero. Tardíamente se ha reconocido que la legislación tiene grietas que les permiten a las multinacionales eludir los aumentos en las retenciones, y la FAA se ha visto obligada a salir al cruce de las exportadoras y los "pool" de siembra.
Hay que ser muy benevolente para pensar que se trata de un gobierno de reformas, si las hay no se notan demasiado. Sólo pensar que cinco años son más que suficientes para modificar la regresiva política tributaria vigente, que es la principal traba para una redistribución eficaz de la riqueza.

El punto en cuestión

A poco que se mire por debajo de la superficie se verá que hay una confrontación que va más allá de la coyuntura y se desenvuelve sordamente al interior del bloque de las clases dominantes. Este bloque tiene la misma composición que en los ’90, entre otras cosas porque no hay como en épocas pasadas otra fracción burguesa que pugne por ingresar. No quiere esto decir que no haya burgueses nacionales, los hay pero los grandes se han transnacionalizado y los restantes no tienen entidad social ni política como para disputar la orientación del proceso de acumulación de capitales.
Sin embargo hay un elemento de ruptura, es que el comando del bloque ya no lo componen el capital financiero y las empresas de servicios públicos privatizadas, sino que ahora lo es el capital productivo: agrario e industrial. Son estos los grandes beneficiarios de la macrodevaluación del 2002 y quienes han liderado el ciclo expansivo de la economía desde el segundo trimestre de ese año.
Tras seis años de crecimiento el ciclo económico comienza a encontrar limitaciones y condicionamientos –internos y externos- producto de que no se ha hecho nada para resolver los desequilibrios estructurales históricos del capitalismo argentino. La resultante no es novedosa: reaparece la debilidad congénita del capital industrial –que no puede desenvolverse si no es al amparo de subsidios estatales- y retorna la renta agraria, con peso social y político.
En este marco lo que se está discutiendo es si la orientación futura de la acumulación y reproducción de capitales estará a cargo de una alianza industrial/agraria –sostenida en el mercado interno- o bien una alianza agroindustrial/financiera –que prioriza el modelo exportador-. La reciente solicitada de industriales, banqueros y comerciantes llamando al "diálogo", así como la convocatoria de la dirigencia rural al acto de Rosario –que tuvo un marco multitudinario-, son muestras de como las diversas fracciones del capital, aún cuando están muchos más interpenetradas que en el pasado, comienzan a marcar la cancha.
Se trata de una disputa intercapitalista, pero cuando se la analiza en detalle se comprende que no da lo mismo quien se imponga, no vale aquí neutralidad alguna escudada es que se trata de "una lucha interburguesa"; claro que esto no habilita su contrapartida: el seguidismo a la dirigencia rural detrás del "apoyo a los pequeños productores" que defienden sus intereses pero juegan como masa de maniobra de la SR y CRA.
La forma en que se resuelva esta disputa, o que fracción/es del capital finalmente prime sobre las otras, no alterará sustancialmente el modelo en curso, pero es necesario comprender que las clases populares, particularmente los trabajadores, no pueden permanecer indiferentes en la defensa de las retenciones y la intervención estatal en la economía.
Los tiempos por venir serán sin duda testigos de nuevas confrontaciones. La crisis interburguesa abre así un resquicio para el debate y la intervención política. Una intervención que no puede quedarse en el marco reivindicativo inmediato de los trabajadores y las clases subalternas, por el contrario se trata de elaborar una propuesta que partiendo de esas reivindicaciones y una defensa irrestricta de las libertades democráticas contenga transformaciones profundas que abran una perspectiva decididamente anticapitalista.
29.05.08

*Integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda
(1)Cuatro son las organizaciones del sector agrícola-ganadero. La Sociedad Rural (SR) agrupa a los más grandes productores, más de 10.000, y agrupa a los más rancio y conservador, en el imaginario es la representación de la vieja oligarquía vacuna. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) agrupa a lo más selecto de los productores medianos de las zonas más fértiles del país, unos 100.000. CONINAGRO, es la entidad que agrupa a las cooperativas, por lo general muy fuertes en la comercialización, y que incluye a cooperativas muy grandes. Federación Agraria Argentina (FAA) originada en la primera huelga agraria de 1912, agrupa a los pequeños y medianos p`roductores , unos 100.000.

(2)Dos recientes ilustraciones de ese extraordinario dibujante que es Hermegildo Sábat dan cuenta de estas dos situaciones: en una se muestra a la Presidenta sentada en un desproporcionado sillón presidencial, como indicando que el llamado sillón de Rivadavia le queda grande. En otra muestra al ex presidente Kirchner haciendo jueguito con el futbolista Oriol, el guardameta del Club San Lorenzo que por lucirse haciendo jueguito en su área facilitó un gol inesperado del equipo contrario. Menos sutilmente el escritor menemista Asís graficó la situación: "el gobierno chocó la calesita"

(3) Ernest Mandel, "El capitalismo tardío" (1972) capítulo XII, primera edición en castellano 1979, ediciones. ERA, México. Por Juan. M. Villa - Tuesday, May. 27, 2008 at 3:11 AM
juanvillacb@hotmail.com (Casilla de correo válida)

PREMISAS Y ASPECTOS PARA TENER EN CUENTA RESPECTO A LAS SOLUCIONES POSIBLES DEL CONFLICTO AGRARIO

Por Alfredo Eric Calcagno

Los propietarios ya no son productores
La mayoría son rentistas que arriendan sus campos a pooles de siembra

La fotografía que puede tomarse ahora del campo argentino tiene poco que ver con la que podían captar nuestros padres. Hace sólo 10 años, la producción de granos era de 65,3 millones de toneladas; ahora es de 97 millones de toneladas, producidas en gran parte con siembra directa, semillas transgénicas, tierras arrendadas y predominio de la soja. Como se trata de un fenómeno reciente e importante, es bueno analizarlo con algún detalle. A continuación señalaré tres rasgos de ese “nuevo campo”.

Primer rasgo: roles cambiados de propietarios, productores y rentistas.


Las categorías de propietarios, productores y rentistas se han alterado. En la actualidad, entre el 40 y el 80 % de los campos – según la zona- es trabajado por arrendatarios; ese porcentaje es insólito en la Argentina y en cualquier parte del mundo. En consecuencia, esos propietarios han dejado de ser productores y ahora son rentistas; es decir, no trabajan el campo, sino que lo arriendan, en especial a pooles de siembra.


Al mismo tiempo existió un fuerte aumento de precios de la tierra que, en áreas de la pampa húmeda, de 2500 dólares por hectárea en tiempos de la crisis de 2002 pasó ahora a cerca de 15000 dólares; así, el pequeño propietario de 200 hectáreas tiene un capital en tierras de 3 millones de dólares. La mayoría de los propietarios – incluso los pequeños- arrienda sus campos para el cultivo de la soja, que en la zona pampeana significan alrededor de 500 dólares por hectárea. De tal modo, un pequeño propietario de 200 hectáreas recauda la suma de 8300 dólares mensuales; si tuviera 1000 hectáreas, la renta sería de 41600 dólares mensuales, y todo ello no le significa ningún esfuerzo.


Se ha generado así una clase media alta o una clase alta (según la cantidad de hectáreas), que ha dejado de ser productora para transformarse en rentista. Tal vez, una de las consecuencias de este cambio sea la nueva posición de la Federación Agraria Argentina (FAA), que representa a los terratenientes pequeños o medianos. Gran parte de sus representados ya no son más productores y arriendan sus campos; entonces, la FAA ahora pelea por su renta, con una visión más feudal que moderna.

Segundo rasgo: diferencia entre beneficio empresario y renta de la tierra. Los terratenientes que son productores tienen derecho al beneficio que surge de su trabajo de organizador de la producción; pero es muy diferente la renta de la tierra, generada por la diferencia entre costos nacionales y precios internacionales. Estas circunstancias dependen de la naturaleza (tierra fértil, lluvias), de la situación internacional (demanda mundial, cosechas en otros países) y de la fijación del tipo de cambio por el gobierno; nada tienen que ver los productores agropecuarios con estos requisitos. La renta de la tierra, por su misma índole, pertenece a la comunidad nacional.


En consecuencia, los productores agrícolas tienen derecho al beneficio empresario, no a la rentabilidad extraordinaria de la tierra. El gobierno no les mete la mano en el bolsillo cuando les cobra retenciones sobre una parte de la renta extraordinaria; son ellos los que pretenden quedarse con una tajada mayor de una renta que no les corresponde.

Tercer rasgo: las retenciones y los precios de los alimentos. Las retenciones evitan el aumento de los precios de los alimentos, al desvincular los precios nacionales de los internacionales. En general, los empresarios tienen la alternativa de vender su producto en el mercado interno o exportarlo. Si el precio internacional es mayor (como ocurre con los alimentos argentinos), su primera alternativa es exportar, con lo que habrá un menor abastecimiento del mercado interno y pueden subir los precios; la segunda posibilidad consiste en vender en el mercado local al mismo precio que el externo, que es mucho más alto. En ambos casos, se desencadena un proceso inflacionario. La solución al problema consiste en que el gobierno capte la diferencia entre el precio local y el externo, de modo que sea indiferente vender aquí o exportar. Además, en el corto plazo, el paro agropecuario provocó la suba de los precios de los alimentos.


Un arreglo de fondo del problema agrario deberá tener en cuenta los tres rasgos señalados. Primero, ni en el diagnóstico ni en las soluciones deben confundirse la naturaleza ni las funciones de los productos y de los rentistas. Segundo, en el caso de los productores, hay que distinguir entre el beneficio empresario (al que tienen pleno derecho) de la renta de la tierra (que no les pertenece). Tercero, las retenciones impiden que los alimentos alcancen precios exorbitantes.

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Tergiversaciones
Por --- - Tuesday, May. 27, 2008 at 9:57 AM

Es verdad que muchos propietarios actualmente son rentistas. Pero Calcagno -que es un "progre" oficialista- tergiversa varias cuestiones.

En primer lugar, no son los rentistas sino los productores quienes están protestando en las rutas.
La especie de que la protesta ruralista es una manifestación de rentistas y no de productores, es una macana delirante que ya ha fue difundida por la gente de Razón y Revolución, que últimamente no dan pie con bola.
En resumen: Sí, hay muchos rentistas. Pero no son ellos los que protestan. El rentista la mira por TV.

En segundo lugar, alguien que tiene 300 Ha en una zona de alta rentabilidad no puede considerarse un pequeño productor, sino uno mediano y bastante privilegiado (por la zona).

En tercer lugar, las rentas de los pequeños propietarios de ningún modo son tan altas como inventa Calcagno, que no distingue entre el rinde general de la hectárea y lo que va al propietario en calidad de renta (e incluso sospecho que no restó costes ni riesgo).
Es cierto que el campo, y especialmente la soja, está dando muy buen rédito, pero de ninguna manera son todos multimillonarios como quiere hacer creer el chanta de Calcagno (sobre cuyo patrimonio no estaría de más investigar un poco).

En cuarto lugar, Calcagno ignora deliberadamente que si muchos antiguos productores pasaron a ser rentistas fue por un conjunto de políticas -iniciadas por Menem- que propiciaron su retirada y el arriendo en masa por parte de los pooles (otro sector que NO tiene activa intervención en la protesta).

En quinto lugar, Calcagno recae en el mismo vicio principal de los dos bloques en pugna: ignora la gran tajada que se llevan las exportadoras, comercializadoras, acopiadoras y trasnacionales proveedoras de semillas, plaguicidas y fertilizantes (aunque al menos admite que la FAA cada tanto les dedica algún parrafito).

Un kirchnerista más (o uno menos, según como se considere la cosa).

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Es que...
Por Kenshin - Tuesday, May. 27, 2008 at 11:01 AM

...me parece que la suerte de los rentistas está íntimamente ligada a la de los arrendatarios: cuanto mayor beneficio puedan obtener éstos, más pueden especular aquellos con el alquiler de sus propiedades.

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...
Por --- - Tuesday, May. 27, 2008 at 11:41 AM

Eso es obvio, son intereses vinculados.
Pero el rentista, especialmente si es un propietario chico -y especialmente si el arrendatario es un pool de siembra- es alguien que se está dedicando a otra cosa, se fue del campo. Yo no dije que los rentistas no cobren la renta, sino que no son los que están protestando, que la protesta rural no es una movida impulsada por ellos.

Digo más: por lo general se les ofrece una renta fija, así que cuánto más o menos gane el arrendatario al rentista podría serle indiferente. Hay que tener en cuenta que no responden al viejo modelo del rentista. En muchos casos es gente que, como el negocio tomó un cariz que le es ajeno, eligió arrendar a un pool.

Con todo, hay cierta fricción entre propietarios y pooles, porque como los pooles buscan la rentabilidad máxima por un período limitado -son un negocio de naturaleza financiera- no les importa deteriorar el suelo, así que pueden llegar a devolverlo al propietario en condiciones desastrosas.

Finalmente, ha de saberse que estos pooles que son grandes arrendatarios y, por lo tanto, pueden negociar los arriendos con bentaja, no han tenido mayor intervención en la protesta ruralista (ejemplos: Grobocopatel, que viaja a Venezuela con la comitiva presidencial, o Cresud uno de cuyos principales directivos mantuvo una reunión casi secreta con la presidenta).

De modo general, la protesta está impulsada por un frente de propietarios grandes, medianos y chicos, y prácticamente no intervienen en ella sectores tan influyentes en los negocios del agro como las exportadoras y comercializadoras, los pooles de siembra y las agroindustrias.
Y de hecho, los que le vienen poniendo el cuerpo a la protesta son los pequeños y medianos productores.

lunes, 2 de junio de 2008

Biocombustibles, soja responsable y el modelo de la dependencia


Jorge Rulli


Antes de ayer me llamó a casa un periodista inglés, me dio su nombre, el nombre de la persona amiga que lo recomendaba y la agencia para la que trabajaba. Muy bien, le dije, en qué podemos ayudarlo? Me cuenta entonces, con bastante dificultad en el uso del español, que esta haciendo una investigación sobre Biocombustibles y que desea saber si el GRR trabaja en ese tema. Le explico que sí, que llevamos una campaña sobre los Agrocombustibles, que puede ir a nuestra página e informarse. Me pregunta entonces, si aceptaría hacer una entrevista y le respondo que sí. Luego me pregunta si nosotros trabajamos con pequeños productores expulsados de sus tierras por los biocombustibles. Le explico que no es exactamente así la situación argentina, que no son las empresas de producción de biocombustibles, como tales, las que expulsan campesinos, que en todo caso esos son hechos connaturales al proceso de la sojización, hechos dolorosos pero marginales, situaciones que no permitirían comprender por sí mismas el modelo de producción de Agrocombustibles que recién se está iniciando en la Argentina. Añado tal vez, innecesariamente, que, en realidad, hablar de los campesinos y de los aborígenes se ha puesto últimamente de moda, como una respuesta fácil a la crisis planteada por el campo, pero que es tan solo un escape o acaso, un amparo para la incomprensión de ciertos sectores de la izquierda progresista que demoraron en ver el modelo de monocultivos transgénicos instalado, y que no pueden comprender lo que está ocurriendo. Me pregunta el periodista inglés, si acaso nosotros no defendemos a los campesinos. Le respondo que si, que hemos hecho por ellos lo que hemos podido y que somos solidarios con sus luchas, pero le insisto ya con cierta impaciencia, en que si quiere entender el modelo de producción de Biocombustibles no es el mejor camino el de comenzar por quienes son expulsados de sus tierras en las zonas de monte del Chaco. Me pregunta qué otras víctimas existen. Le explico que las fumigaciones han impactado de manera devastadora sobre las poblaciones en todo el territorio de la agricultura industrial y que la situación sanitaria en las zonas sojeras y periurbanas es, desde un punto de vista epidemiológico, catastrófica. Su desconfianza ahora, se percibe claramente, y entonces sin rodeos, me interpela, dado que no defendemos campesinos, qué país proponemos… Le explico con una paciencia que se agota, en un día particularmente difícil, que sí defendemos campesinos y que como GRR proponemos un Proyecto Nacional con recuperación del Estado, con Justicia Social y Soberanía Alimentaria. Su interpretación me sorprende. Entonces, son nacionalistas, me interrumpe. Sí, concedo, supongo que puede ser un modo de explicarnos... En ese momento la comunicación se corta, pero como el número queda registrado en el celular cometo el error y la desmesurada cortesía de llamarlo. Me atiende sorprendido y me explica que ha quedado confundido con mis comentarios y que en realidad creía que lo que estaba buscando, eran campesinos o pequeños productores expulsados de sus tierras por los Biocombustibles, que me pide tiempo para pensarlo mejor y se disculpa. Se despide diciéndome que volverá a llamarme y cuando corta me quedo pensando que, no sólo no volveré a saber de él, sino que he hecho la experiencia de cómo desde los países centrales se construyen o “nos” construyen, modos de pensar y de inteligir nuestra propia realidad. Ellos no quieren que les expliquemos cómo funciona el modelo, ellos lo saben porque lo están implementando, lo que necesitan ahora extrañamente, es el testimonio de sus víctimas, porque registrarlas podría conducir a ponerle límites éticos a un combustibles que necesitarán imperiosamente, pero que no lo quieren con la carga de mala conciencia que llevaría la explotación desmesurada o el abuso… Esa es la globalización, aún más compleja de lo que imaginamos. Somos en definitiva el espejo de Europa, un espejo roto, pero espejo al fin…

¿Saben cuánto calculan los expertos, que se han llevado en los últimos años los exportadores como Cargill y como Bunge, gracias a la corrupción y a la incompetencia de nuestros legisladores y funcionarios del área, y por encima de sus ganancias, burlando los controles del estado, apropiándose de parte de las retenciones que le sacan al productor y mediante trampas legales que han armado, a veces desde el mismo Senado y que la Secretaría de Agricultura ha consentido largamente? Pues, nada menos que cinco mil millones de dólares. Sí, escucharon bien. Todo el enfrentamiento que tanto nos hizo sufrir a todos e incluyo el humo de las quemazones en las islas, no importa quienes hayan sido los autores, todo ese enfrentamiento está debatiendo mucho menos que la mitad de esa cifra. Fuerte, ¿no? Y a propósito del periodista inglés que pretendía hacerme una entrevista sobre la producción de Biocombustibles pero con imágenes de campesinos expulsados de sus tierras, me parece que ahora podríamos intentar hacer una nueva lectura, no tan solo de él, sino de cómo y de qué manera, se manipula la información desde las agencias y de cómo se modela nuestro pensamiento desde las usinas mediáticas, para conducirlo hacia zonas en la que no sea riesgoso.

Muchos, durante los doce últimos años en que se instaló este modelo de producción de sojas transgénicas, miraron para otro lado y no quisieron o no pudieron verlo. No quisieron o no pudieron verlo, por diversas circunstancias. Porque en esos años apoyaban las demandas de los desempleados de la agricultura que cortaban las rutas pidiendo mayores planes y además, aguinaldos para sus planes. Porque estaban haciendo el socialismo en alguna zona urbana a partir de panaderías piqueteras y pequeñas empresas subsidiadas por las retenciones a la soja. Porque se encandilaban con aquella consigna supuestamente “revolucionaria”: piquete y cacerola la lucha es una sola…. Porque compartían la idea de progreso o acaso depositaban una cierta fe en las tecnologías transgénicas. Porque visualizaban a los empresarios Urquía y a Grobocopatel como la nueva burguesía progresista que iba a cumplir el sueño de Bolívar; o por lo que fuere... Hoy, esforzándose por volver a situarse existencialmente en este escenario, escenario brutalmente modificado por los cortes de ruta de los agricultores, se aferran como náufragos de los campesinos y de los aborígenes para plantarse frente a la crisis, e intentar responder a aquello que se esfuerzan por entender.

Rodolfo Kusch nos decía en “La negación en el pensamiento popular”, que…”Se conoce la cosa, pero lo que es fundante es la posibilidad de que eso que se conoce entre en el saber. Conocer implica una apertura al mundo, y además tomar en cuenta lo que ese mundo me ofrece como claro y distinto. Pero esto no tiene sentido si no hay una posición previa de tipo emocional frente a ese dato, algo que lo totalice y que haga que entre a formar parte de mi horizonte existencial”.

Ciertos ambientalistas a su vez, que nos pusieran piedras durante años en el camino de las denuncias en que estábamos empeñados, hoy nos explican desde la cátedra, que los campesinos e indígenas son "rehenes del modelo" y nos recuerdan las victimizaciones que sufren, como si no lo supiéramos y no hubiésemos denunciado mil veces y en soledad, las devastaciones humanas y poblacionales provocadas por el modelo a lo largo de estos años, en especial por las fumigaciones y el arrasamiento de los ecosistemas... Si hasta los medios progresistas, y decir esto es casi una banalidad, al menos desde que Magneto comprara Página 12 y desde que este gobierno prorrogara en el 2005 por otros diez años, las licencias concedidas por la ley de Radiodifusión, si hasta los medios que juegan a ser progresistas nos ponen de pronto por delante a los campesinos victimizados y hasta Hebe de Bonafini se preocupa por organizarlos desde la Universidad de Madres. Uno se pregunta, ¿qué es lo que esta pasando? Sí, ¿qué esta pasando cuando con motivo del próximo primero de mayo Castells y Nina Pelosso convocan a un Frente Obrero Campesino?

Preguntémonos ahora, seriamente ¿cuánto le importa a Cargill, a Bunge, a Dreyfus, a ADM y a Vicentín que en este momento de la crisis y cuando el modelo de las corporaciones se expone en toda su horrible desmesura, nos manifestemos nosotros a favor de los pueblos originarios o de los campesinos? Ocurre que al modelo le importa y mucho, que las corporaciones se mantengan invisibilizadas, les importa y mucho que en la crisis no desarrollemos conciencia sobre el modelo de la dependencia, y que tanto en el terreno de la comprensión como en el de la acción política, tomemos el camino equivocado. Asimismo, y es duro decirlo, ocurre también, que vastos sectores de la izquierda una vez más, operan como funcionales al modelo corporativo y se aferran de las victimas que existen en la frontera agrícola expansiva, sencillamente porque se quedaron sin discurso, porque no entienden lo que ocurre... y además, declaran dramáticamente que, de eso no se habla, cuando la página oficial del progresismo no parece hablar de otra cosa cada día mientras que, pese a lo escandaloso del pillaje corporativo, cuesta hallar un periodista que mencione a los exportadores.

Solamente Cargill y sus socios corporativos, se estarían llevando unos cinco mil millones de dólares anuales robados al pueblo y al Estado argentino, mientras algunos supuestos radicalizados, desde los márgenes de la acción política, denuncian nuestro Estado Nación.... ¿A quienes sirven denunciando al Estado Nación en épocas de globalización y de caída de todas las regulaciones, en momentos en que imperan por encima de toda ley los mercados internacionales? ¿A quiénes les hacen el juego?
A lo largo del Paraná se levantan inmensas plantas de Biocombustibles que anticipan y que configuran el país globalizado que tendremos. Junto a cada una de ellas se construyen enormes corrales para engordar millones de cabezas... Los fondos de inversión no dejan de entrar y de comprar tierras ¿Qué queremos hacer nosotros con nuestros reclamos, qué pretendemos con nuestros discursos? ¿Pretendemos que le devuelvan el Plan Social Agropecuario a los campesinos tal como lo tuvieran el año anterior? Realmente creemos que desde la frontera en expansión del modelo podemos gritar NO PASARAN y que de verdad no pasarán? Por otra parte, queremos que no pasen o queremos un país más justo y con la recuperación del estado para el pueblo y para un proyecto nacional? Me hago estas preguntas porque como GRR estamos en el epicentro de la bomba biotecnológica montada y activada por las corporaciones, nos estamos esforzando por desarmarla, y lo que vemos es que para muchos, pareciera que la mejor manera de hacer retroceder a las Corporaciones es poniéndole límites y arrancándoles compromisos en defensa del bosque o de los pequeños productores. Esa es justamente la política de las mesas redondas que organizan desde Europa los Bancos y las Corporaciones, y donde consensuan con grupos como la WWF del osito panda y en la Argentina con la Fundación Vida Silvestre y con FUNDAPAZ. Tratan de apaciguar las resistencias de las poblaciones y en especial de los consumidores europeos, generando nuevos mercados certificados en que las producciones de Soja y de Biocombustibles cumplan regulaciones respecto a la defensa de los bosques, de la vida campesina y de supuestos criterios de sustentabilidad. A esas políticas las hemos denominado el maquillaje verde y las hemos denunciado como una mentira y como un modo de aumentar los controles globales y cerrarle el camino a la protesta. Hemos dicho que la Soja es Responsable, pero de muerte, de enfermedades, de despoblamientos del campo y de montar mecanismos de dependencia colonial. En estos mismos días, numerosas delegaciones internacionales de Bancos, supermercados europeos y grandes ONGs, llegaron a la Argentina para impulsar esas mesas redondas en que acostumbran sentar a víctimas y victimarios, legitimando de esa manera sus agronegocios y abriendo nuevos mercados de certificación y de encubrimiento para sus operaciones de corsarios globales. Han llegado a la Argentina para exponer sus propuestas de presuntas Sojas Responsables en Puerto Madero y con ellas piensan frenar los procesos de lucha y resistencia, para cambiarnos el destino de volver a tener Patria, por un destino de mera factoría. Como todos se habrán dado cuenta, las circunstancias, el azar o acaso la divinidad, no estuvieron de su lado. No pudieron elegir peor momento para reunirse, en un Buenos Aires en medio del humo y cuando la sojización ha devenido mala palabra para los argentinos. Pero son europeos, y las agendas estaban pautadas desde hace mucho tiempo, los enormes presupuestos acordados y las invitaciones cursadas. No podían retroceder y vinieron a pesar de los malos pronósticos, pero se esforzaron por pasar inadvertidos. No lo lograron, porque los estamos denunciando y lo seguiremos haciendo una y otra vez. Tengámoslo presente: aunque por otros motivos, mucho más elevados, nosotros tampoco podemos retroceder