miércoles, 8 de noviembre de 2006

La agricultura industrializada es menos eficiente que la campesina



Si queres oir la nota apreta en el icono del parlante

Transcripcion de la nota

El hambre es considerada uno de los peores problemas sociales enfrentados en Brasil y en varios países del mundo. Datos del gobierno federal señalan que cerca de 14 millones de brasileños sufrieron con el hambre en 2004.

Una investigación reciente realizada por la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) reveló que Brasil consiguió reducir la meta de desnutrición, y entró en el grupo de países latinoamericanos –junto con Perú, Cuba y Guyana- que cumple las metas establecidas por la Cúpula Mundial de Alimentación para la erradicación del hambre. Existen aún cerca de 854 millones de desnutridos en todo el mundo. África del Sur es el país que más sufre con este problema.

La opción por el modelo de agricultura adoptado en cada país, que supone su forma de producción y también su distribución, es responsable por este cuadro. Principalmente cuando existe una dependencia de algunos países con respecto a otros.

Para hablar más sobre el tema del hambre y las alternativas para su erradicación, la Agencia Noticias del Planalto conversó con Eduardo Sevilla Guzmán, agrónomo y director del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos de la Universidad de Córdoba, España. Oiga ahora trechos de la entrevista:

Agência Notícias do Planalto: ¿Cuál es el futuro de la sociedad si pensamos en la perspectiva de la actual lógica de la agricultura aplicada en el mundo?

Eduardo Sevilla Guzmán:
En la utilización de la lógica del funcionamiento de la industria, en todos los aspectos que están vinculados a lo que tiene vida, ¿no?, a los recursos naturales, supone una alteración del funcionamiento lógico de las cosas. La naturaleza tiene unos ciclos y tiene unas formas de funcionar, de tal forma que la materia y la energía se va manteniendo la reproducción de la vida. Pero cuando se utiliza una lógica que altera estos mecanismos de funcionamiento, pues, se empiezan a producir degradaciones. Y esa degradación al principio no se nota mucho. Es lo que pasó hasta los años 60, que había una experiencia de un manejo industrial de los recursos naturales, pero ya, cuando tenemos una experiencia grande estamos viendo que la degradación del aire, al agua, la tierra, la biodiversidad, todo los elementos de la vida, es muy preocupante. Y sobre todo que, esta degradación, hay muchos casos ya que tiene aspectos irreversibles. Entonces, la situación actual es una situación muy preocupante. Y es una degradación que tiene una dimensión desigual totalmente, porque son los ricos que están aprovechándose de los países pobres.

ANP: Existe la idea de que cuanto más se aplica la lógica industrial, más se produce alimentos. ¿Cuál es su evaluación de esta afirmación?

ESG:
Eso es un mito. Es un mito que ha sido históricamente generado, precisamente, por el pensamiento científico. Pero los que hemos trabajado en eso desde en la ciencia debemos ser humildes y reconocer que nos hemos equivocado. El problema es que, claro, la ciencia no trabaja de una forma pura, fuera de la sociedad, sino que trabaja vinculada a los intereses de la sociedad. Y, en la sociedad, pues, la tecnología que sigue desarrollando los negocios que hay en torno a la agricultura, en torno a la alimentación. Fijaos que, ahora mismo, lo que históricamente ha sido la agricultura ahora es un agronegocio. La sola palabra lo dice, ¿no?, es más negocio que agricultura. Y que implica que, al pensar en el mercado y en el negocio, se ha estado degradando el medio ambiente y hemos estado midiendo mal los rendimientos, dándole un valor distinto al que realmente tenía. Porque todo lo hemos medido exclusivamente en términos monetarios, pero no se puede medir las cosas sólo en términos monetarios. Si lo medimos en materiales y energía nos damos cuenta que la agricultura industrializada es mucho menos eficiente que la agricultura campesina.

ANP: ¿Cuál sería el camino para acabar con el hambre en el mundo?

ESG:
El camino para acabar el hambre en el mundo es un problema puramente político. Hay que impedir que unos países dominen a otros como los están dominando y utilizando como negocio la agricultura y utilizando la ciencia como un elemento de legitimación de lo que hacen. Ese es el problema fundamental. Esa denuncia de utilizar la guerra y llamar terrorista a todo aquél que no piensa como piensas tú. Y obligarle a ser como tú. La biodiversidad socio-cultural es algo muy importante. Y no podemos evitarla, porque forma parte de la biosfera y somos así. No podemos reducir la humanidad a una manera de ser y de pensar, como se he intentando históricamente. Tiene que haber muchos caminos para conseguir las diferencias que hay en el mundo.


No hay comentarios.: